Dos agentes de la Policía Local de Carreño y otros dos de la Guardia Civil del puesto de la capital carreñense resultaron heridos el pasado jueves 22 de febrero al detener a un joven que se negaba a abonar su cuenta en un establecimiento hotelero de la localidad. Lo que parecía una intervención más en el día a día del trabajo policial acabó con todos en Urgencias.

El joven, natural de Lugo, responde a las iniciales G.L.R. y tiene 31 años. Llegó a Candás para pasar dos noches. Al menos, esa era la teoría. Porque en la práctica, decidió prolongar su estancia. Como los recursos eran los mismos, también resolvió disminuir el pago. Hasta cero.

Los responsables del establecimiento capearon el temporal como pudieron, procurando minimizar riesgos y manteniendo la calma, pero ante la proximidad del fin de semana, con las habitaciones comprometidas, se vieron obligados a intervenir recurriendo a la Policía Local para resolver el problema.

Parecía algo casi de trámite, pero G.L.R. reaccionó llamando él mismo al 112 para denunciar que el establecimiento no le entregaba la hoja de reclamaciones. Siguiendo el protocolo, el 112 pasó el aviso a la Policía Local de Carreño, que se encontró con dos llamadas, un solo caso y dos versiones.

Una vez sobre el terreno, los agentes comprobaron que la actitud del joven ofrecía, cuando menos, poca credibilidad. Y su actitud no era la mejor para resolver el problema de forma pacífica y amistosa. Sobre todo, cuando pidió a los agentes que se identificasen. Idéntica petición le hicieron entonces los policías al joven, con el respaldo de su autoridad. Y fue cuando las cosas empezaron a complicarse de verdad, con el joven gallego cada vez más agresivo.

Al lugar de la disputa llegó más tarde la Guardia Civil, dispuesta a colaborar con la Policía Local y asumir el papel que le correspondía en la detención del individuo. Pero a más agentes, más alterado se puso G.L.R.

Se negó a identificarse. Y se negó también a meterse en el vehículo policial para ser trasladado. Entonces comenzaron los golpes y patadas a unos agentes que intentaban llevarlo al cuartel de la Guardia Civil.

En el coche, más

Casi quince minutos tardaron en conseguir meter al joven en el vehículo. Aunque aún tenía fuerzas y ganas de seguir el jaleo dentro del coche. Otro cuarto de hora. Fue necesaria la presencia de personal sanitario, llegado a la zona de conflicto con una ambulancia, para sedar al joven gallego y proceder a su traslado. Los sanitarios no sufrieron golpes, pero sí la facilidad de palabra de G.L.R.

En el parte de lesiones, los agentes fueron atendidos de contusiones múltiples, presentando uno de los policías locales un ojo amoratado y algún corte. Los dos guardias civiles permanecen de baja por lesiones. Y el protagonista, a disposición judicial.