Aunque sólo eran dos de los 750 participantes, los nacidos en 1926 fueron ayer los grandes protagonistas de la comida de confraternización de los jubilados de Llanera por San Isidro. María Amor "Maruja" García y Alejandro Paniagua fueron agasajados por las autoridades y sus vecinos, que reconocieron la vitalidad de los más veteranos del convite. La más anciana del concejo, Adelina Flórez, que también fue reconocida por sus recién cumplidos 105 años, no estuvo presente en la comida.

García es vecina de Villabona de toda la vida. De joven trabajó como costurera en Posada, hasta donde se desplazaba caminando todos los días. Unos años después dejaría este trabajo para limpiar en las minas de la localidad. "Estoy muy contenta de estar hoy aquí", reconocía la homenajeada, en todo momento acompañada por sus hijas Mercedes y Ana Suárez.

A sus 92 años, la de Villabona se encuentra en perfecto estado de salud. "Nunca estuve mala", presume García, que acudió al convite con toda la intención de bailar: "A ver si me saca alguien".

Misma edad, aunque diferente pasado, el de Paniagua. Vallisoletano de nacimiento, lleva 28 años viviendo en Lugo, los mismos que hace que conoció a Celestina Díez en Mallorca, de la que se enamoró y no pudo separarse más. "Me raptó y aquí estoy", resume con guasa este exagente comercial, que se confiesa encantado con el concejo y sus gentes, del que no cambia sus paisajes y gastronomía. "Eso sí, a los bares ya puedo ir poco, entre medicamentos, y una cosa y otra...", confiesa con una sonrisa pícara.

Como viene siendo tradición, a ambos se les hizo entrega de un reloj con el escudo del Ayuntamiento y un bastón que conmemora la cita de ayer. "Sois un ejemplo de constancia e ilusión para los jóvenes", reconoció el alcalde, Gerardo Sanz.