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David Castillo y Violeta Llaneza, con su tienda de ceremonia para bebé.M. M.

La Pola se hace pequeña

"A los que nos gusta esto, nos apasiona, nos ciega", asegura Violeta Llaneza, una de las artesanas participantes en la III Feria de Miniaturas

"Desde hace unos años, las miniaturas son mi vida". La frase es de la artesana de costura y bordado a pequeña escala Violeta Llaneza, pero podría atribuirse a cualquiera de los coleccionistas que hoy y mañana visistarán, en la plaza cubierta de Pola de Siero, la III Feria de Miniaturas de Casas de Muñecas. Junto con las de Madrid y Barcelona, la cita polesa se ha convertido en un referente del coleccionismo en España.

La asturiana Violeta Llaneza coloca con mimo cada pieza y detalle de sus creaciones. El arquitecto catalán David Castillo las diseña y ella las viste. Forman un buen equipo. "Me enganché al vestir una cuna para una amiga cuando tenía unos 20 años", explica la costurera, aficionada a la aguja desde que nació, confiesa. "Minuto que tengo, minuto que coso", indica esta funcionaria del Principado, pues necesita mucho tiempo para elaborar con suma paciencia cada uno de sus delicados trabajos. Ha confeccionado faldones de bebé, colchas y lencería para camas o cunas, chaquetas... y hasta un vestido de comunión. "Es muchísimo más difícil trabajar en miniatura porque la puntada tiene que ser muy pequeña", indica. "A los que nos gusta esto, nos apasiona, nos ciega", reconoce.

David Castillo se encarga de diseñar los ambientes o escenas. "No suelo seguir un estilo concreto, no me gusta la típica casa de muñecas de estilo victoriano. Prefiero un estilo más empolvado y rincones de la vida cotidiana", esgrime. Ambos logran ambientes con aire vintage, elegantes, dulces y en los que cuidan al máximo cada detalle. Este artesano indica que lo importante en su trabajo es acertar a la hora de combinar buen diseño y materiales para que el resultado sea óptimo. "Es muchísimo más difícil trabajar en pequeño", subraya.

La belga Karina Vrijdaghs viene desde Néjar (Málaga) y lo suyo son las casas de brujas. Aunque entre el público triunfan sus ristras de ajos, botellas de vino, jamones, cuadros pintados por ella misma y un sinfín de detalles a escala reducida, el gran éxito lo tienen los elementos de brujería. Gustan mucho las bolas de cristal, calderos, sombreros, zapatos, libros, velas con candelabro y murciélagos listos para preparar un minihechizo. "La creatividad es lo que engacha de esto. Es un orgullo poder decir que lo he hecho yo, y es un reto hacerlo cada vez más realista", indica.

En el stand de Paola Ojeda, que es de Fano (Siero), se encuentran piezas de casi todo el mundo. Viajan por ferias en Chicago, Japón, Alemania y Francia. Están especializados en muebles de estilo art nouveau.

Ojeda aconseja "comprar una escena o una casa y empezar de cero con lo que a uno le apetezca". Hay kits para montar y piezas hechas antes de lanzarse a crear las miniaturas uno mismo. "Hay cosas desde un euro hasta 3.000", para adaptarse a todos los bolsillos.

La Asociación Asturiana de Miniaturas (ASAMI), organizadora de esta feria junto con el Ayuntamiento, apunta que este fin de semana en la Pola se podrá encontrar "de todo". En Asturias "hay mucha afición y buenos artesanos, reconocidos a nivel mundial, y sus piezas están en museos". Las miniaturas están en auge.

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