La muerte del piloto sierense José Ramón Fonseca el pasado sábado en el rally de Santo Emiliano ha causado una gran conmoción en la Pola, donde estuvo la capilla ardiente con sus restos mortales a lo largo de toda la jornada de ayer. Sus familiares recibieron numerosas muestras de afecto de amigos, familiares y gente del mundo del automovilismo, todos afectados por la pérdida repentina, que muchos de ellos parecían no encajar.
Fonseca sufrió una crisis cardiaca después de disputar la primera sesión de entrenamientos de la prueba automovilística, de la que, a pesar de los intentos de reanimarlo, no pudo salir. Su hija Tamara lamentaba ayer una pérdida tan repentina. "Nos había mandado fotos poco tiempo antes, es increíble que haya pasado", dijo.
Un compañero de afición y de andanzas, el piloto saregano Cele Foncueva, lo describió ayer como "un carrerista nato, y buena persona". Destacó también que era "un aficionado a las carreras casi fanático, que ayudaba a todo el mundo, y que tenía una filosofía de vida buena, no era ambicioso y le gustaba lo que hacía".
El único consuelo que le queda a su entorno es que "murió haciendo lo que le gustaba", como subrayó Foncueva. "Tenía un gran corazón, es curioso que le fallase; yo le tenía mucho cariño y es muy triste que se nos haya ido", concluyó. Por su parte, el piloto guipuzcoano Andrés Vilariño Esnaola, calificó aquella jornada como "un día muy triste para la familia y amigos de José Ramón Fonseca", a quien calificó de "persona excepcional, increíblemente simpático, cariñoso y respetuoso".
Fonseca era muy conocido en la Pola también por estar al frente del Karting Pola, un establecimiento hostelero con circuito de karts que ha reunido durante años a muchos pilotos y aficionados del ramo.
El funeral de cuerpo presente por José Ramón Fonseca se celebra hoy a las cinco y media de la tarde en la iglesia parroquial de Samartino, de donde era oriundo el fallecido. Tras la misa, sus restos se inhumarán en el cementerio parroquial.
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