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La Pola | Maravillas del mercado

Los frutales de antes eran más resistentes

Agricultores como Alejandro Muñiz rescatan árboles de variedades antiguas de fruta para "recuperar sabores"

Alejandro Muñiz, ayer, en la Pola, con varios plantones de frutales. M. M.

Alejandro Muñiz, con la ayuda de un grupo de amigos, está recuperando variedades de frutales antiguas, que eran las que predominaban en los pueblos. Por lo que llevan unos cinco años recorriendo la zona rural de Asturias en busca de manzanos, cerezos, perales o castaños. Quieren rescatar "estas razas de antes porque estaban adaptadas al clima, son árboles más rústicos y resistentes", explica Muñiz. Además, "su fruta da mejor sabor". Como su intención es que vuelvan a predominar entre los frutales de los pueblos, ofrece muchas de estas variedades en su puesto de los martes en el mercado de Pola de Siero.

"Vendo bastantes naranjos y limoneros de casa, pero también de todo, pues me piden manzanos, figares, avellanos, cerezales y hasta piescales", explica este agricultor.

Argumenta que comenzó a preocuparse por recuperar estos ejemplares de antaño porque "compraba árboles y enfermaban". "Lo que está ocurriendo es que hay muchas modificaciones genéticas e hibridaciónes que son cruzamientos artificiales de laboratorio, por lo que son árboles más delicados", esgrime.

Buscó una solución y la que encontró fue plantar los de toda la vida. Empezó a hablar con gente mayor, que se acuerdan del nombre de algunas de estas variedades, pero de otras no y las han rebautizado. "Tenemos más de cien manzanos y más de treinta cerezos", apunta Muñiz.

"Por ejemplo, recuperamos les manzanes de la Madalena, que son de la zona de Parres. Son de agosto, muy tempranas y están casi desapareciendo", manifiesta este agricultor. Es fruta de mesa, no de sidra, y demuestra que están "recuperando sabores". Alejandro Muñiz razona que "antes, en las casas, estos árboles eran para abastecer a la familia, por lo que había variedades tempranas y tardías", pero la situación cambió porque "si sólo es para vender a la industria la producción se concentra en unos 45 días", así que para este vendedor en el mercado de la Pola "es una pena porque se pierden unos sabores extraordinarios". Lamenta que "en los viveros hay pocas variedades" y muchas están "camino de desaparecer". Parte de la culpa es que "en los pueblos casi nadie injerta ya".

Otro ejemplo significativo son las peras, con muchas familias en vías de extinción porque "ahora no queda casi ninguna". En su puesto se pueden encontrar árboles que en otros viveros no. Anima a los interesados a sumarse a este proyecto.

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