Amaneció radiante el lunes del Ecce Homo y parecía augurar el día perfecto para la merienda y la gran novedad de este año: el globo cautivo que, en el parque de Los Riegos, subiría a la gente a treinta metros de altura para contemplar la villa condal. La gente se echó al parque a comer a partir de las dos de la tarde y comenzó el reparto del bollo y el vino, pero poco antes de las cinco cayó una tromba de agua, con algún relámpago, que espantó a buena parte de la concurrencia.

La tormenta arruinó la atracción del globo, que se suspendió obviamente para evitar riesgos innecesarios, pero no pudo con la merienda. Las pandillas, que se cobijaron como pudieron durante el chaparrón, siguieron merendando una vez que amainó. Y los niños que habían participado en los juegos tradicionales que se interrumpieron siguieron también disfrutando.

La Sociedad Noreñense de Festejos repartió cerca de 1.500 bollos entre sus socios y colaboradores. Según su presidenta, Ana González, durante el fin de semana de las fiestas se produjo algo inédito: se apuntaron 38 nuevos socios, y entre ellos, el colegio público Condado de Noreña. La guinda no fue perfecta para un fin de semana que dejó contento a todo el mundo, pero los noreñenses no se arredraron y lograron disfrutar del día.