En Noreña basta saber que Tino Fombona va a actuar para que todos acudan en masa. En el restaurante Villa Condal, durante la jornada de ayer, volvió a ser la voz del chigre, con la inestimable ayuda del músico Fernando Corujo: "Cantar en los chigres va en el ADN de los asturianos", recuerda incombustible Fombona, que a sus 87 años encuentra en la música "una válvula de escape".

Era un sábado tranquilo en Noreña. Los más madrugadores tomaban café en las terrazas aprovechando el sol matutino. Mientras, en el Villa Condal ya se empezaba a cocinar la posterior actuación. "De vez en cuando lo animo para que dé conciertos, es un orgullo. Seguramente mis padres se enamoraron escuchando sus canciones", apunta Corujo a la par que monta el escenario.

En torno a las mesas, casi todas ellas marcadas con carteles de reservado, empezó a reunirse el público. Al poco llegó Fombona preparado para dar espectáculo: "La filosofía de las canciones de chigre es hacer participar a la gente", explica. En estas actuaciones, "que celebramos dos o tres veces al año, incluso sale gente a cantar", añade Maite Martínez, presidenta de la junta local de hostelería.

Corujo empezó animando a los presentes con un par de canciones en solitario, entre ellas el ritmo cubano de "Guantanamera". Frente a él se escanciaban los primeros culetes de sidra de la sesión vermú.

Una vez el local estuvo abarrotado, fue la hora de Fombona, que comenzó tirando de repertorio tradicional, en una demostración de que es "la voz que no se arruga". "Nací el día de San Blas, que es el patrón de la garganta", comenta al respecto.

A su lado, Corujo, engalanado con chaqueta y corbata, disfrutaba como siempre. "Cada vez que actúo con él aprendo algo más. Para mí es un verdadero maestro", destaca el músico.

Así transcurrió la mañana en Noreña, en el chigre, con sidra y música. La próxima ocasión para ver a Fombona en acción será con el Coro San Roque de Lastres, el próximo día 23 en Torazo (Cabranes).