Candás se despertó ayer consternada con la noticia del fallecimiento de Melquiades Álvarez Hevia. Y es que fueron pocos a los que dejó indiferente la muerte del que fuera conserje del instituto, "una persona peculiar que se hacía querer".

Antes que conserje, labor por la que era muy recordado, Álvarez fue como cualquier niño. Pero no como uno cualquiera. Y es que el fallecido era uno de los "nenos de Santolaya", de aquellos que nacieron con la mar en el ADN y el olor a salitre.

Esos "nenos", que en su inmensa mayoría peinan más de una cana, le lloraban ayer. "No se esperaba este desenlace. Es una pena muy grande", lamentaba ayer Tito Aramendi, presidente de la asociación "Candás Marinero" y también "neno de Santolaya".

Esas generaciones de guajes que corretearon por el barrio de Santolaya se juntan todos los años en una cena, a la que Álvarez acudía siempre que podía. "Todos los años se homenajea a los más mayores, y en 2017 le había tocado a él", recuerda Aramendi con cierta melancolía.

Los que le conocieron, bien por haber crecido con él por las calles de Candás o por verle en el instituto, "donde siempre será muy recordado", dicen del fallecido que era "muy buen paisano". "Eso sí, un poco reservado. No era muy hablador", aseguran con lástima.

"Hace dos semanas me crucé con él por la calle y nos saludamos. Nada hacía presagiar este trágico desenlace", recordaba ayer la alcaldesa, la socialista Amelia Fernández, quien destaca del fallecido "su implicación con la comunidad educativa local": "Fue toda una institución en el instituto".

El funeral, a las cuatro

Álvarez falleció el lunes en Gijón. Llevaba unos días con la salud delicada, "pero nadie pensaba que fuese a morir". Finalmente fue una dolencia cardiaca la que sesgó su vida. Tenía 71 años.

El fallecido deja dos hermanas, María Isabel y Juliana, y un hermano, Marcelino. También tenía hermanos políticos y sobrinos.

Su funeral tendrá lugar hoy, a las cuatro de la tarde, en la iglesia de San Félix de Candás. A continuación será trasladado al tanatorio de Avilés donde sus restos mortales serán incinerados en la intimidad familiar.

Hasta el momento de la celebración del funeral, la capilla ardiente de Melquiades Álvarez Hevia estará instalada en la sala 3 del tanatorio de La Cruz, en la villa candasina.