Los vecinos de la localidad de Meres (Siero) se concentraron, ayer, frente al terreno donde se ubicará la sede de Amazon. Su idea, defender la pertenencia de esta zona a Meres, ante lo que consideran una invasión por parte de Granda, "que puede hacer que desaparezcamos". Sin embargo, según anunció su portavoz, provocando un sonoro aplauso: "He hablado con Cepi. Está en Gata de vacaciones, pero prometió que lo solucionaría".

Esta noticia se celebró con vítores y petardos de gran sonoridad. También sonaron las gaitas y el tambor, que acompañaron a las pancartas de "esto no es Granda".

El conflicto sierense comenzó con la noticia del desembarco de la multinacional Amazon en el concejo. El hecho de localizarla en Granda y no en Meres dio inicio a un debate. Según los vecinos, la administración les habría ido borrando del mapa de manera progresiva: "En dos días no existimos", clamaban los manifestantes en la jornada de ayer.

Sus argumentos se basan en que "la nave de El Árbol siempre perteneció a Meres. pero cuando se cerró y volvió a reabrirse ya pertenecía a Granda". De esta manera, los habitantes del pueblo de la parroquia de Tiñana sienten invadido su espacio, lo que puede llevar "a perder nuestra identidad".

Por ello, celebraron la noticia de la promesa de Ángel García, alcalde socialista de Siero, de dar solución al conflicto. La mayoría de los desplazados consultados por este periódico daban credibilidad a su promesa.

"Yo confío, pero si no lo cumple sabe que los votos de Tiñana y Meres irán para otro lado", comentaba Isabel Solana. Otros, como Bernardo Nuño, no se mostraban tan confiados ante las promesas de García. "Yo no lo creo, no va a ser tan fácil solucionarlo. Con las elecciones cerca para los políticos parece que todo es simple", aseveraba este habitante de la zona.

Su postura provocó un pequeño debate interno entre los movilizados en el lugar: "Yo sí creo que lo va a cumplir. Si no, la próxima vez, en lugar de tirar petardos, cortamos la carretera nacional", respondió Agustín Prado a su camarada de revolución.

Entre microdebates, y con un cierto ambiente festivo, ocasionado por el sonido de la música asturiana y los petardos, pasó la media hora de concentración. De esta manera, los vecinos de la localidad reivindicaron que el terreno donde se ubicará la multinacional les pertenece, y se fueron a casa con la esperanza de una solución.