La fe mueve montañas y los santos las atraviesan. Precisamente eso fue lo que ocurrió allá por los años 40. Por aquel entonces, la iglesia de Tamariz de Campos, en Valladolid, se estaba derrumbando. Los vecinos de Noreña adquirieron entonces, en 1948, del Cristo de la Buena Salud, una talla del siglo XVII y del retablo de la ermita del Ecce Homo, ambos procedentes de la iglesia de San Juan Bautista de Tamariz de Campos. Los noreñenses se encargaron de la restauración de estos dos elementos y les buscaron un lugar donde custodiarlos. Y desde entonces, hasta ahora, no han salido de la Villa Condal.

Ayer, un grupo de vecinos de esta localidad pucelana recaló en Noreña para realizar una visita a la villa condal. Acudieron a la iglesia parroquial de Santa María y a la capilla de La Soledad a contemplar a su Cristo de la Buena Salud y el retablo que perteneció a su parroquia.

Los vecinos de Tamariz de Campos fueron recibidos en Noreña en la mañana de ayer por Pilar Cuesta, la concejala de Cultura. Y es que ambas localidades mantienen una estrecha relación gracias a estos elementos religiosos. No es la primera ocasión que los pucelanos recalan en Noreña para contemplar al Cristo de la Buena Salud y el retablo del Ecce Homo. En esta ocasión, el organizador de la misma fue Ángel Albillo, quien leyó un escrito ante el Cristo que un día albergó la iglesia de San Juan Bautista de Tamariz de Campos y que ahora luce en Santa María de Noreña.