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Picadillo de salón y balcón

Noreña lleva la fiesta de San Marcos a lo más alto, a las ventanas, que los vecinos llenaron de diversión

Luis Ovies y Noelia López.

Ni las mejores mascarillas, como la que decoraba el morro de la estatua del gochu de La Nozalera, consiguieron ayer evitar que por la nariz se colara el olor a picadillo y sabadiego. Noreña, a 25 de abril del año de la pandemia del COVID-19. Día de San Marcos, por ende Fiestas del Picadillo. La Villa Condal las celebró confinada. Esta vez en las terrazas de casa, ya que no pudo ser en las de los bares.

Por primera vez en 16 años se apuntó al festejo Noelia López , ataviada con la camiseta conmemorativa de "Picadilly Circus", ideada por el director de cine Samu Fuentes. Ayer no abrió su bar, "La Cepa", donde habría vivido uno de los vermús más largos del año. Es lo que hay, "toca sobrevivir". Y no lo hizo mal. Los manjares locales a base de gochu no faltaron en la mesa. Tampoco la sidra.

A pocos metros se estrenaba en las fiestas la pequeña Carla Tazuelo. De catorce meses, su madre la sujetaba por la ventana mientras esta aplaudía sin cesar: "El año pasado me pilló trabajando y no hicimos nada", comentó su progenitora.

Mientras, los vecinos tiraban hilos de lana con banderas colgadas de lado a lado de las fachadas de Flórez Estrada. Toda Noreña se engalanó en lo alto.

El picadillo sobrevivió. Lo anunciaba con la llegada del mediodía Luis Miguel Suárez, presidente de La Orden del Sabadiego -organizadora del evento cada año- y la alcaldesa, Amparo Antuña. Ellos leyeron un pregón para la historia por su peculiaridad, brindaron con un culete y el resto del día ya no se paró de escanciar.

En las proximidades, el actor Nacho Fernández, su hija Alba y su esposa Sandra Alonso veían espalmar la bebida por la zona poniendo música por los altavoces: "A mis suegros los conocí en 2005 en esta fiesta. Lo único que me dijo él fue que 'quien tenga que trabajar mañana se jode'. Claro, a mi me tocaba...", reía Fernández recordándolo.

Esas historias de la fiesta no salieron ayer de casa, pero tuvieron su punto de emoción: "Nos parecía muy triste que mi madre viuda comiera sola por el picadillo, así que preparamos una mesa más grande para guardar la distancia", apuntaba Ana González.

Ella como casi toda la localidad salió a cantar el Asturias Patria Querida, por iniciativa de los hosteleros de "El Cabido".

Acabó y Raimundo García, el policía más mediático, pasaba con su coche a ritmo de pasodoble: "Voy a buscar un agente que me gestione la fama", bromeaba el agente.

En las ventanas, más hosteleros, como Liti Baragaño: "A estas alturas ya tenía que estar como un oso, peruchín", exclamaba, culete de sidra en mano.

Mientras, Marino Córdoba no dejaba de despachar menús para llevar, y en la hostería "El Topo" se sacaban pizzas solidarias de picadillo, a todo ritmo.

Hubo fiesta. Y dejó buen sabor en Noreña.

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