La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crisis del coronavirus

Los llagares, paralizados en plena época de embotellado por la falta de demanda

Los productores estiman una pérdida anual del 40% al estar la hostelería cerrada: "No estamos facturando lo que deberíamos, es una ruina"

Los llagares, paralizados en plena época de embotellado por la falta de demanda

La sidra está en el tonel, esperando a que el sector de la hostelería se reactive en las fases de la desescalada por la crisis del covid-19. Los llagareros de Siero mantienen los caldos a buena temperatura y los trabajos en los llagares se limitan al mantenimiento en unas fechas en la que estarían embotellando a pleno rendimiento para surtir de sidra a restaurantes, bares y sidrerías. Pese al impacto económico que supone para los productores de sidra, confían en que los asturianos, una vez que se pueda, respondan consumiendo el producto regional.

"Va a tardar, el miedo está ahí y será paulatino y progresivo, pero creo que la gente va a responder, ya hay ganas", comenta Ignacio Arbesú, del llagar Arbesú de Santa Marina. En su caso, tienen la sidra en los toneles y no han embotellado nada desde que comenzó el confinamiento. La falta de demanda por parte del sector hostelero los tiene parados: "Estamos cerrados porque las ventas son inexistentes, quitando algún particular, y está claro que esta situación nos perjudica", añade.

En la misma situación, sin meter la sidra en la botella, están en el llagar Fanjul, en Tiñana, lo que les aboca a una situación "crítica", apunta Carlos Fanjul. En marzo, cuando comenzó el estado de alarma, es la época en la que comienza el embotellado de sidra, pues la demanda sube a tenor del aumento de las temperaturas y el buen tiempo, que siempre anima el consumo de sidra. Solo les dio tiempo a hacerlo un día. "Vamos a perder un 40 por ciento de la facturación de este año, si no es más; ahora mismo estamos haciendo labores de mantenimiento y papeleo y no estamos facturando lo que deberíamos en esta época, es una ruina", advierte Fanjul.

Un "desastre" para la viabilidad de los llagares al que hay que sumar los gastos fijos a los que tienen que continuar haciendo frente. Además, apunta a que la sidra de este año sale de una gran cosecha en 2019, por lo que si no venden los litros elaborados en los meses de invierno no tendrán sitio para recibir la nueva cosecha de este año. "Esperemos que no venga muy grande, porque la anterior fue gigante y deberíamos de poder asumir la cosecha del año que viene", comenta. También critica que la medida de abrir las terrazas al 30 por ciento de ocupación será un roto para el sector sidrero.

Por su parte, en el llagar Muñiz, también de Tiñana, no han embotellado ni un litro de sidra en lo que va de año. Empezarán a hacerlo cuando comience la demanda del sector hostelero. "Este año, si no va a haber turismo, temo que sea muy flojo", señala Manuel Riestra, quien también teme que este año sobrará sidra de la cosecha de 2019. Si bien, tiene esperanza de que los consumidores respondan cuando la hostelería recupere la normalidad. "La gente tiene ganas de volver a sus hábitos, los que tenía antes del confinamiento, y supongo que en función de que todo se vaya normalizando volverán a beber sidra".

Por el momento, los llagares están parados a la espera de la reactivación del sector hostelero, su principal cliente. La sidra espera en el tonel.

Compartir el artículo

stats