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El Paragües

Un pueblo es...

Las maneras de gobernar en los concejos pequeños

Un pueblo es...

Sin duda no es lo mismo haber pasado el confinamiento en una gran urbe que en una aldea. Uno, que tiene la suerte, dentro de la mala suerte del encierro, de estar desde principios de marzo en Suares de Bimenes, puede hablar con propiedad. Así que no extraña que haya quienes se planteen la residencia en pequeñas localidades próximas a la zona centro y con aceptables comunicaciones. Estar a menos de 30 minutos de Oviedo o Gijón es una oportunidad. Pero para explotar el filón se necesita creatividad en los responsables municipales. Ser alcalde de un ayuntamiento de apenas 1.600 habitantes y casi sin recursos productivos no es fácil, porque los servicios tienen que ajustarse. El gobierno debe tener presente las demandas sencillas del vecindario que tienen soluciones sencillas, sin olvidar la atención a los servicios básicos. A pequeños problemas, pequeñas soluciones. Hacer que una fuente pública con más de cincuenta años de historia y hecha con el esfuerzo vecinal vuelva a funcionar, exigiendo que sea reparada por quienes la anularon, es gobernar; también es gobernar echar una carroceta de zahorra en un camino vecinal que se ha hecho intransitable para vehículos, talar un árbol en zona pública que causa daños en tejados o exigir que un vertido "ilegal" de tierras no bloquee un camino. Lo que existe en los pueblos existe también gracias al interés de sus vecinos, que en ciertos casos asumen responsabilidades institucionales como limpiar orillas de carretera, desatascar sumideros y un sinnúmero de acciones. Aman sus pueblos y esperan que los dirigentes compartan ese amor con hechos, claro, no solo de boquilla.

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