El Carmín de la Pola se quedará en una misa. De todos los actos que anualmente se organizan, el religioso es el único que ha podido salvarse en esta edición, marcada por el covid-19. De hecho, aunque hasta última hora se mantuvo la idea de sacar la figura a la plaza de la catedral, esa opción se ha descartado por consenso entre la Iglesia y el grupo folklórico "El Ventolín", que organiza la animación de la procesión. También es casi seguro que los feriantes no podrán colocar sus atracciones, aunque el Principado tendrá la última palabra en este sentido.

Las primeras de las actividades que se cayeron de la planificación, dadas las circunstancias, fueron las verbenas. Mientras, se trataba de salvar la romería en algún formato con limitación de asistencia.

Sin embargo, los números no salían y cerrar La Sobatiella solo para los socios del colectivo no era del agrado de los vecinos ni de los negocios.

Precisamente los establecimientos hosteleros están llamados a convertirse en el epicentro de la resistencia ante el festivo caído. Representantes del gremio apuntaron días atrás a este periódico que las reservas se han disparado y casi todo está completo de cara al fin de semana y al lunes, tradicionalmente el día grande. Los hosteleros permanecen expectantes ante la decisión del gobierno municipal sobre las horas de cierre. En principio, el Ayuntamiento está por la labor de permitir a los bares que alarguen una hora su apertura, pero están estudiando el encaje legal de esta medida excepcional.

Para los polesos, esta o la de hacer algo en sus domicilios serán las únicas opciones de celebrar El Carmín. El gobierno local ya ha dejado claro que será inflexible con cualquier tipo de concentración de personas en la vía pública y con los incumplimientos de los protocolos de seguridad.

Un gran dispositivo policial velará porque así sea durante todo el fin de semana, con controles de alcohol y drogas a las entradas y salidas de la localidad, así como en el propio casco urbano.

Además, se hace un llamamiento a la responsabilidad de los vecinos, tanto del concejo como del resto de Asturias. El escenario deseado es que no lleguen grandes volúmenes de personas de otras zonas de la región, como sucede cuando se celebra la romería.

En líneas generales, ese es el resumen de como se presenta la "no fiesta" de El Carmín. Lo único que no se ha caído de la agenda es la misa pero, a pesar de eso, se espera que al menos los polesos sí que salgan a disfrutar de las jornadas festivas. La única opción que tendrán para ello es ir a bares y restaurantes.