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Noreña deja el río limpio para las truchas

"Nos encontramos hasta restos de un botellón", se sorprenden los miembros del colectivo Amigos del Nalón

Restos de un botellón encontrados ayer en las aguas del río Noreña. A. I.

Gomas de neumático, bolsas de plástico, envases de comida y "hasta restos de un botellón". El colectivo Amigos del Nalón, apoyado por Cogersa y la concejalía de Deportes de Noreña se encargó ayer de limpiar el río que comparte nombre con la localidad. Lo hicieron con el objetivo de facilitar la cría de las truchas que luego pescan.

A las diez de la mañana, un grupo de siete personas, incluida la concejala Eva Nunes, tomó el cauce, rastrillos en mano, para tratar de dejarlo en las mejores condiciones posibles. "Los pescadores de esta asociación nos llevaban tiempo diciendo que se estaba acumulando mucha basura y que hacía falta limpiar. Cogersa apoya en cuatro limpiezas anuales y seguramente se haga otra antes de final de año", explica la concejala.

Ella se sorprendió especialmente al ver todo lo que podía llegar a haber en el agua. "Nos encontramos hasta un kit de botellón. Con botellas de refresco de cola, ron y vasos. También gomas de ruedas de bicicleta y muchos plásticos. Las bolsas puedo entender que se vuelen, pero el resto cuesta pensar como acabó ahí", resume.

Su recorrido partió del puente de Buenavista y alcanzaron a limpiar hasta el puente a la altura de las vías del tren. El presidente del colectivo Amigos del Nalón, Nicolás Ferrer, asegura que "se encontró bastante porquería", aunque algo menos de lo que cabía esperar, "ya que las lluvias de la pasada semana se llevaron parte".

El objetivo principal de la limpieza, además de preservar el medio ambiente, es facilitar la cría de los alevines de trucha que sueltan al menos una vez al año. "La última que hicimos fue de 17.000 en el mes de julio", recuerda Ferrer.

Su colectivo tiene aproximadamente una veintena de socios. Algo que complica la posibilidad de hacer sueltas más numerosas y frecuentes. El presidente reconoce que le gustaría "hacer más", pero los costes son elevados y la tendencia es a que el número de socios se reduzca, no aumente. "Cada alevín nos sale a diez céntimos, así que imagínate", apostilla. Él intenta atraer a más personas hacia el mundillo de la pesca, pero se hace "complicado". "Estoy recorriendo los bares intentando ver si algún hostelero nos apoya poniendo quince euros, eso ya sería una gran ayuda. Lo malo es que algunos socios se dieron de baja porque no pescaban con la pandemia, y otros murieron", comenta.

Además, tiene en mente aprovechar las próximas semanas para pegar carteles por la localidad e intensificar la búsqueda de abonados, antes de comenzar a preparar la próxima temporada. Ahora, la pesca está cerrada. Pero es necesario "comenzar a solicitar los cotos que se abren en julio". Posteriormente, a principios de diciembre, acudirán a la piscifactoría de Laviana donde adquieren los alevines para el desove. No será hasta marzo cuando se vuelva a abrir la veda para la pesca de trucha en Noreña. Por tanto, los alevines aún tienen margen para seguir su proceso de cría. Ahora con el río limpio. Es más, antes de que acabe el año, mantienen la idea de hacer una nueva limpieza, contando con los materiales que les facilita Cogersa.

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