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Los lagares se plantean parar el mayado por la falta de salida para la producción

El sector, que ya estaba elaborando un 40 por ciento menos de sidra que en 2019, queda sin distribución en locales y con poca venta online

Daniel Antonio González, en el proceso de embotellado del Lagar de Peñón, en Carreño. | Paula Fernández

El nuevo parón forzoso de la actividad comercial por la crisis sanitaria puede poner el punto final este año a labor de los lagares, que ya estaban elaborando un 40 por ciento menos de sidra que en 2019 por la menor producción de manzana y que ahora se ven sin clientela por el cierre de la hostelería. Actualmente, la mayoría de ellos está en pleno mayado, un proceso que muchos sopesan interrumpir. “No sabemos lo que va a pasar y nos sobró algo de sidra del año pasado, por eso estamos haciendo menos”, explica Julián Castañón, del Lagar Castañón de Quintueles, en Villaviciosa.

El anterior cierre hostelero, durante el estado de alarma vigente en la primavera, abocó a los lagareros a buscar alternativas para poder dar salida a las cajas de sidra almacenadas. Muchos se sumaron a la venta online con servicio a domicilio, que supuso para ellos algunos ingresos. El nuevo cierre de los locales de ocio pone otra vez en jaque a los productores, que tampoco tuvieron grandes ventas durante la temporada estival. Arturo González Cortés, del Lagar de Peñón en Albandi (Carreño), reconoce que “en verano se vendió, pero menos que otros años. Por eso ahora estamos mayando muchísimo menos que el año pasado, entre 500 y 1.000 toneladas de manzana menos”.

Con los lagares a rebosar de sidra y la hostelería cerrada a cal y canto, el producto apenas se mueve, ya que las ventas online suponen un pequeño parche para la precaria situación de los lagares. Es por ello que algunos lagareros, como González Cortés, están pensando en frenar en seco la producción. “Ahora estamos embotellando, pero la situación es complicada y nos estamos planteando parar de mayar”, confiesa. Y es que el hecho de acumular excedentes de sidra podría ser un esfuerzo baldío si no hay demanda suficiente para dar salida a las cajas de la presente temporada.

“En verano se vendió, pero menos que los anteriores”, dice Arturo González, del Lagar de Peñón (Albandi)

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El parón de la hostelería está afectando directamente a los lagareros y, consecuentemente, también influye negativamente en los cosecheros. Sin embargo, estos últimos están por ahora en mejores condiciones para capear el temporal que se avecina. La vecería de las pomaradas asturianas juega a su favor. Y es que 2020 está siendo un año malo en cantidad de manzana, como se preveía. Esto supone que en alguna pomarada ni tan siquiera pudiera surtir los kilos de manzana comprometidos a los lagares. No obstante, los cosecheros también se podrían ver afectados si la incertidumbre en la situación económica se prolonga hasta el año que viene, porque 2021 sí se presenta como un buen ejercicio para el fruto, lo que supone que los cosecheros necesitarán vender su gran producción. Castañón, de hecho, reconoce que “si esto llega a pasar el año pasado, hubiese quedado más de la mitad de la manzana en las pomaradas”, para perjuicio de los cosecheros.

Los lagareros reconocen que las ventas habían subido el año pasado a unos niveles aceptables, pero esta situación sobrevenida por la crisis sanitaria del covid-19 podría sumergirles en una situación económica preocupante durante varios años. “El año pasado notamos que la gente estaba consumiendo más sidra, pero con esta situación igual nos cuesta recuperarnos otros diez años, como en la crisis económica anterior”, lamenta Castañón.

“Igual nos cuesta recuperarnos de esta diez años, como en la crisis anterior”, lamenta Julián Castañón, de Quintueles

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Las perspectivas no son nada halagüeñas. La apertura descafeinada de la hostelería durante el verano, con limitación de aforos y horarios, no sirvió para hacer caja a pesar de que Asturias acogió masivamente al turismo nacional.

Esta crisis del sector sidrero, aparejada a la de la hostelería, no parece que vaya a remontarse pronto. Al menos, así lo creen los profesionales de este sector.

Son conscientes de que su fuerte en ventas está en la hostelería y por ello las muestras de apoyo a los locales llegan de todos los rincones de la región. Así, la Asociación de Sidra de Asturias emitió recientemente un comunicado en el que mostraban su preocupación por “la situación actual que está viviendo la hostelería, así como la actividad económica e industrial que se encuentra tras ella”.

En el comunicado, el colectivo hace un llamamiento a la responsabilidad individual y apostilla que “la hostelería forma parte de nuestra historia y cultura, más especialmente, si cabe, de los asturianos que, por nuestro carácter extrovertido, tenemos importantes hábitos de socialización”. “¿Quién no ha vivido en un bar o en un restaurante alguno de los mejores momentos de su vida?”, señala.

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