La primera referencia escrita que poseemos de este tipo de mascaradas se encuentra localizada en el Archivo Municipal de Siero y data del 7 de enero de 1857. Se trata de una reclamación, realizada ante el gobernador provincial de Oviedo, de un cabo de la Guardia Civil de la Casa Cuartel de Pola de Siero que denuncia como, en tono de burla y faltando a la autoridad, “pasaron en ese pueblo por delante de la Casa Cuartel de la fuerza de su mando, varias máscaras entre las que uno llevaba diferentes prendas militares de este cuerpo, el cual se llama Ramón Antuña, de Nogales en Valdesoto...”

Las polainas. | A. V.

El 17 de enero, el alcalde de Pola de Siero, Cesáreo Agüeria, responde a esta misiva explicando la celebración jocosa de estas mascaradas del modo que sigue: “...Todos los años, desde Navidad a Reyes, es costumbre de vestirse los jóvenes labradores y entretener al pueblo con ciertas representaciones cómicas que versifican en las casas particulares del concejo. La autoridad tiene cuidado de vigilar el argumento de dichos sainetes para que no se ofenda la buena moral y sus actores tratan de proporcionarse los trajes alusivos al papel que cada uno debe desempeñar sin que en sus representaciones oculten el rostro con máscaras ni de ningún género...”

Así, podemos señalar a partir de estos textos que las comedias se representaban en verso a cargo de labradores de la localidad de Valdesoto, en casas particulares o por las calles, entre Navidad y Reyes, siendo probablemente este último el día grande. Del mismo modo, eran los propios actores quienes se proporcionaban sus vestimentas, procurando siempre no ocultar el rostro con máscaras para evitar cometer tropelías al amparo del anonimato. El contenido de las comedias estaba supervisado por la autoridad local, evitando siempre ofender la buena moral.

La faja. A. V.

Estas comparsas eran anunciadas por los llamados sidros, jóvenes vestidos con pantalón blanco con franja encarnada, camisa blanca, largas polainas de paño negro y faja encarnada sobre la que ciñen ancho cinturón de cuero al que van sujetos algunos cencerros. Iban tocados por una especie de gorro de unos 60-65 centímetros de longitud hecho de pieles de oveja y rematado por un rabo de zorro. Cubrían su rostro con trozos de paño o bayeta de color rojo y llevaban unas aberturas que se correspondían con los ojos, la nariz y la boca. La labor de estos personajes era saltar apoyándose en una larga vara de avellano haciendo sonar sus cencerros para anunciar estas comedias. Además, llevaban sujeto a la cintura un largo cordón rojo, azul o verde de donde colgaba la llamada garapiña, un pomo de madera en cuyo interior se disponían hojas de plantas aromáticas o rape para hacer estornudar a las jóvenes muchachas a las que se acercaban para saludarlas.

Fausto Vigil, ilustre folclorista poleso, menciona entre los personajes protagonistas de este tipo de representaciones al diablo, a dos galanes, dos damas, un médico, un viejo, una vieja, un ciego y su lazarillo y, en ocasiones, profesionales de la explotación hullera de la comarca. El diablo vestía un traje ceñido y un rabo de oveja o ternero acompañado de cuernos; los galanes sus trajes de fiesta, siempre con botas de montar o polainas de cuero y las damas, sus mejores vestidos y joyas. La representación siempre era amenizada con el sonido del tambor y de la gaita.

El cinturón. | A. V.

La figura más relevante y pionera en la realización de comedias fue sin duda José Noval Martínez, nacido en Castiello (Valdesoto) el 3 de febrero de 1856 en una familia de labradores. Era conocido con el sobrenombre de “Siero” y estaba casado con María Noval Fombella, natural de Feleches. Vivió siempre en Castiello dedicado a la ganadería y a las labores del campo. Era un gran aficionado a la lectura y comenzó a escribir sus primeras obras en 1876, a la edad de 20 años. Conocemos siete comedias completas de su producción, manuscritas sobre pequeñas libretas de factura artesanal. Eran escritas por encargo y en el precio estaba incluido el probar a los actores y realizar los correspondientes ensayos. Los temas más empleados por “Siero” eran los familiares, históricos y sociales o religiosos, siendo sus personajes protagonistas el vieyu, la vieya, les dames, los galanes, los tontos, el diablu o el ciegu y el criáu. Las comedias estaban escritas en verso formando una estructura de romance. Los personajes de más importancia social empleaban el castellano en sus diálogos y los personajes del pueblo llano utilizaban el asturiano. La representación de la comedia duraba aproximadamente una media hora y poseía una doble intención: cómica y crítica o moralizante.

En definitiva, una manifestación cultural única de carácter irónico y humorístico donde la idiosincrasia del pueblo asturiano alcanza sus más altas cotas de representación y que debe ser protegida y conservada para las generaciones venideras.