El sabor de la pita pinta, ahora ya incluida en los “Alimentos del Paraíso” y con el sello que la denomina como “raza autóctona”, garantía de autenticidad al cien por cien, es el de casa, tradicional. Por eso, Pilar Collada emprendió con su marido el proyecto de criarlas y serán los primeros en comercializarlas. “Yo tengo también un alojamiento rural. Y cuando lo pongo en el plato, los huéspedes notan la diferencia. Sabe a lo de siempre”, cuenta la propietaria de Casería Los Valles, en el hotel Silvota, de Llanera.

Serán los primeros en comercializar el sello, cumplimentando todos los pasos del protocolo que realizó el veterinario y criador de pitas pintas, Ramón Díaz. Pero no hay que confundir este animal con el “pitu de caleya”, que agrupa un concepto más amplio y peor definido. “La calidad ya la teníamos. Faltaba el reconocimiento”, le cuenta Colada a los hosteleros y cocineros presentes en la presentación y degustación.

Por su parte, el Principado ha manifestado su apoyo a la iniciativa, que espera, según la directora general de Desarrollo Rural, Begoña López, expandirá fuera de las fronteras el sabor de Asturias. “Este esfuerzo pone en valor el mundo rural”, dictaminó, agradeciendo su labor a la Asociación de Criadores de Pita Pinta de Asturias, también presente en la degustación.