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La moda se sube al hórreo en Perlora

Natalia Castro diseña y confecciona ropa en su taller, instalado en una típica construcción asturiana de la parroquia carreñense

Natalia Castro, a la puerta del hórreo donde diseña y confecciona sus líneas de ropa. | B. García

Con el impacto de la pandemia, las bondades del mundo rural han cobrado inusitado protagonismo. Esa tranquilidad y esa calma que se dan en muchos núcleos alejados de la gran ciudad, se encuentran en grandes cantidades en la parroquia carreñense de Perlora. Desde un hórreo, al lado de la casa en la que vive, Natalia Castro lleva dos años diseñando sus propias líneas de ropa, a las que luego da salida gracias a las redes sociales. Una simbiosis entre lo rural y lo tecnológico que es otra muestra de la herencia que nos ha dejado la crisis sanitaria. Además, Castro ha dado un giro a la ropa que confecciona, ya que todos sus diseños están realizados con materiales sostenibles.

La industria de la moda es la segunda que más contamina a nivel mundial. Cuando Natalia Castro se enteró de ese dato en un curso de sostenibilidad, se replanteó muchas cosas. Entre otras, una de sus pasiones desde siempre, la moda. Y es que desde entonces ha pasado a diseñar sus propias colecciones de ropa, bajo la marca “Llunar”, y de un tiempo a esta parte lo está haciendo siempre con materiales sostenibles. Así, por ejemplo, el cuero que utiliza en sus diseños está creado con plásticos reciclados y teñido con vegetales.

En esa “apuesta por la sostenibilidad” que Castro lleva a cabo, una de las señas de identidad de esta carreñense son las faldas reversibles, buscando el ahorro de tela: “Hay mucha cultura con la ropa de comprar y tirar. Así, en vez de comprar dos faldas, te compras una. Con esto busco que las prendas también duren más y no desperdiciar tela. Con las tiras sobrantes de algunos diseños, también elaboro corbatas”. Faldas, corbatas y sombreros son los principales diseños que realiza con su máquina de coser y con una remalladora.

De hecho, con una falda tuvo su primera experiencia en la moda: “Empecé primero por las faldas. Quería comprar una y una talla me quedaba pequeña y la siguiente grande. Entonces me hice una y al mes me llamaron para un curso y ahí se me ocurrió darle una vuelta hacia la sostenibilidad. Siempre me había gustado coser y había recibido clases de corte y confección”.

Dentro de ese carácter innovador, Castro ya planea nuevas líneas de trabajo para seguir apostando por la moda sostenible: “Ahora quiero teñir yo las propias telas. Es más complicado, pero mucho más natural. Se puede teñir con piel de cebolla, con hojas de eucalipto... El algodón no es blanco de por sí, es color crema. Le echan tintes. Pero se puede teñir de manera natural, con hojas de árboles, y según lo que le eches, le das un color u otro, pero de manera natural. No voy a usar químicos”.

Todo este trabajo lo desarrolla en un entorno envidiable. Con vistas al verde más puro de los campos de la Asturias central e, incluso, al mar Cantábrico, Natalia Castro diseña y confecciona desde un hórreo que ha habilitado gracias a un premio de EDP en la finca en la que vive, en la parroquia de Perlora: “En el hórreo empecé hace unos meses, antes trabajaba en casa. Me pongo una emisora de radio de rock y no molesto a nadie, porque la máquina hace mucho ruido. Aquí estoy más concentrada, estoy muy a gusto. Para mí trabajar en el campo solo tiene ventajas. Te da una tranquilidad... La naturaleza me encanta”.

Dentro de esos planes de futuro que no cesa de elaborar, la diseñadora piensa en un desarrollo, pero ya en la urbe. Esta carreñense busca abrir en la zona de La Calzada, en Gijón, el primer espacio de “coworking” dedicado exclusivamente al textil en Asturias, una fórmula que apenas se ha instaurado a nivel nacional. Toda una serie de iniciativas y de ideas, buscando aunar moda y sostenibilidad, en un entorno envidiable.

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