El valle de Guimarán va sobre ruedas adaptadas

La empresa "Los Pilares de Carreño" ofrece un servicio turístico innovador, que opta al premio "Impulsa al Autoempleo" de Cruz Roja

José Manuel Muñiz y Lourdes Bernabéu en dos bicicletas eléctricas delante de su local

José Manuel Muñiz y Lourdes Bernabéu en dos bicicletas eléctricas delante de su local / Alicia García-Ovies

El valle de Guimarán, en Carreño, es desde hace unos meses un poco más accesible, integrador e inclusivo. La localidad es de las pocas en Asturias que cuenta con una empresa de bicicletas eléctricas adaptadas. Una idea innovadora que ahora pelea por hacerse con el primer premio «Impulsa al Autoempleo» en la categoría rural convocado por Cruz Roja. «En turismo no hay nada parecido a esto, no hay casi nada de turismo inclusivo y queríamos crear una empresa que nos permitiese llegar a todo el mundo», explica José Manuel Muñiz, promotor del proyecto junto a su mujer, Lourdes Bernabéu.

El proyecto es una fusión de las experiencias y vivencias de sus promotores. «Mi mujer siempre se sacrificó por la familia. Era secretaria en Madrid y lo dejó por venirse a Asturias. Cuando nuestros hijos se hicieron mayores, le propuse abrir algo para ella. La veía demasiado metida en casa y quería que volviese a empoderarse», explica Muñiz.

Comenzaron adquiriendo dos bicicletas eléctricas para dar paseos por el pueblo, y fue ahí cuando descubrieron las múltiples posibilidades que tenía la zona. Solo en quince kilómetros se aglutinan tres antiguos palacios, fuentes y lavaderos, la quinta en la que veraneaba Leopoldo Alas Clarín, un torreón que sirvió como bastión defensivo del siglo XIII, iglesias... «Empecé a diseñar una ruta y le propuse que comprásemos cinco o seis bicicletas para alquilar. Ella se encargaría de la empresa y yo la ayudaría», indica.

Con la llegada de la pandemia, la idea inicial dio un vuelvo. Muñiz perdió su trabajo y le detectaron problemas de salud, de los que ya está totalmente recuperado. «No quería centrarme en lo que estaba pasando, así que me puse a crear. Investigué muchísimo sobre la zona, leí libros y vi vídeos. Empecé a recopilar un montón de información y a entrevistarme con gente», cuenta. En este proceso detectó la falta de opciones que había para personas con discapacidad o problemas de movilidad, un tema que les toca de cerca. «Mi mejor amiga tiene fibromialgia; la de mi hija, fibrosis quística», dice sin poder evitar emocionarse. Fue entonces cuando decidió darle una nueva perspectiva al negocio.

De esta forma, lo que iba a ser una inversión de cerca de 7.000 euros pasó a convertirse en una de 70.000. Cuentan con una flota de veintidós bicicletas, la mayoría de ellas adaptadas, que han sido adquiridas en Japón y Holanda. «En España existen muy pocas opciones», reconocen. Ahora están esperando un tándem que han modificado para incorporarle cinturones de seguridad y varias mejoras. «Las bicicletas no parece que sean para personas discapacitadas, queremos que nuestros clientes se sientan integrados y cómodos. Es un sistema muy novedoso, pero fácilmente replicable en otras zonas de Asturias», defienden.

El matrimonio ha preparado dos rutas guiadas, una de 15 kilómetros y otra de diez, aunque «el turista puede hacer el recorrido que quiera». «Los dos trayectos recopilan el pasado de nuestra tierra y nuestras vivencias en ella. Los clientes verán como de alguna manera quedan reflejados en este precioso paseo en bicicleta», adelantan. Además, ofrecen un picnic con productos de empresas asturianas como sándwiches de patés de Agromar, pastas de Campoamor y agua de Fuensanta.

«Decidimos empezar el 14 de septiembre porque es una fecha muy especial para nosotros, pero creemos que cuando empiece la temporada de rutas estaremos mucho más preparados. Por el momento estamos muy contentos con la respuesta que estamos teniendo. Han venido directivos de empresas importantes, abuelos con sus nietos, grupos de amigos, de algún centro de apoyo a la integración…», destacan.

El matrimonio se encuentra, además, preparando nuevas rutas. Mantienen conversaciones con la Asociación de Amigos del Hórreo para hacer una específica de construcciones tradicionales en colaboración con el proyecto «Tentemozos», que se desarrolla justamente entre Guimarán y El Valle. Dicha iniciativa busca impulsar la inserción laboral de las personas con discapacidad preparándolas para que puedan ejercer como guías turísticos.