Grado se sube a la vespa

La villa acogió la séptima concentración motera organizada por el club local: "Es un día muy guapo y se llena el cupo"

Las motos, en Manuel Pedregal. A la izquierda, Vera Álvarez. Detrás, por la izquierda, Rubén Álvarez, José M. González, Miguel Á. Fernández, Diego Rodríguez, Jairo Martínez y Bertino González, participantes. | Á. R.

Las motos, en Manuel Pedregal. A la izquierda, Vera Álvarez. Detrás, por la izquierda, Rubén Álvarez, José M. González, Miguel Á. Fernández, Diego Rodríguez, Jairo Martínez y Bertino González, participantes. | Á. R. / Ángela Rodríguez

Ángela Rodríguez

El camino y el paisaje se disfrutan mejor yendo más lento. Apreciando los colores y matices, por ejemplo a una media de unos 60 o 70 kilómetros por hora. Esa es la velocidad, aproximadamente, a la que más de un centenar de motos recorrieron este sábado los 65 kilómetros de la ruta organizada por el Club Vespas-Lambrettas Grao, promotor de la ya séptima concentración motera de Grado.

Grado se sube a la vespa

Grado se sube a la vespa / Ángela Rodríguez

"Tenemos el cupo lleno, cien motos. Hacemos una ruta por los concejos de Las Regueras, Oviedo, Candamo y Grado. Cada año variamos el recorrido y luego tenemos una comida de hermandad, cordero a la estaca", apuntó el presidente del club, Jesús Feito, "Chus".

Fundado por un grupo de cuatro amigos de la infancia hace doce años, actualmente tiene 26 socios de Grado y concejos limítrofes. Cada mes hacen salidas, la concentración moscona y, por supuesto, la comida de Navidad. "La mayoría de motos que hay aquí hoy son de los años 50, 60 y 70. Y hay alguna también de los 80 y 90. Vespas y Lambrettas", añadió Feito.

Precisamente con una Lambretta del año 62 llegó desde la localidad gallega de Cervo, "entre Burela y Viveiro", Federico Lage. "No siendo por causa de fuerza mayor siempre vengo a Grado. Es una de las primeras concentraciones y ya son conocidos. Venimos a pasarlo bien", señala el motero.

Aunque la pandemia frenó dos años la concentración motera moscona "hay afición y la gente coopera", destaca Feito, pendiente en ese momento del reparto de vales para la comida y el café con churros en la Plaza General Ponte.

La plaza que tradicionalmente acoge el mercado se convirtió ayer en la de las motos y la parrilla de salida de decenas de aficionados llegados de Llanes, Avilés y también Cangas del Narcea. "Es nuestra primera concentración en grupo. Formamos el club este mismo año, por juntarnos cuatro amigos que lo pasamos muy bien", contaba Miguel Ángel Fernández, presidente de Vespistas del Narcea.

"Rodando desde Navia"

Él y sus compañeros del club motero del Suroccidente estrenaban en Grado equipación y logo, con referencia al vino y los voladores. En su equipo "pilotaba" la más joven del evento, Vera Álvarez, que compartía asiento con su padre.

Desde la costa occidental, "rodando desde Navia", llegaron también varios miembros del Club Vespoccidente. "El año pasado no pude asistir, pero vengo a Grado ya desde 2018. Es un día muy guapo, son 65 kilómetros con una Vespa 150 del año 65. Hace poco que cumplió 59 años", destacó con orgullo Juan Vicente Fernández.

Invitando a que se sumen en próximas citas más mujeres al pilotaje, la organización de la cita se mostró satisfecha con la jornada, a la que acompañó el buen tiempo. El "ambiente motero" enamora hasta al que no tiene moto. Y también animó las calles de la villa y los bares cercanos que disfrutaron de un buen vermú de sábado.