Estas tierras teverganas están de luto porque decir, oír, hablar de José Argüelles, "Pepe Correos" fueron siempre palabras mayores, escritas a fuego lento en uno de los castaños centenarios que rodean los bosques del pueblo. Siempre dispuesto a ayudar y colaborar con el vecindario, hubiera luz del sol o de la luna. Allí estaba con su Land Rover de color verde, que servía tanto para el transporte de material como para la primera persona que se encontraba por la carretera.
Funcionario de correos y responsable de la Administración en el concejo, atendía de igual manera su negocio de electrodomésticos, que tamponaba sellos y distribuía las cartas en las casillas correspondientes cuando llegaba la línea de viajeros a las seis y media junto a Angelín Lana, Santiago, Iglesias, Ángel…
Qué alegría tan inusitada sintió en el alma cuando llegaron los primeros televisores al concejo y cuando subido al tejado de Mariano el sastre para instalar la antena, comprobó que, aunque ligeras y difusas, llegaban las primeras imágenes en blanco y negro. Era este cronista un adolescente que le acompañó en varias ocasiones con Benito el fontanero y, muy pronto, en El Toral de Prado, Juanín –el mejor músico del concejo, con su orquesta "Monserrat"– le solicitó la instalación de un televisor.
Hombre de izquierdas convencido –como lo había sido su padre, alcalde republicano– trabajó por el Partido Comunista en la clandestinidad, teniendo su "sede escondite" en la cuadra del Piélago junto a otros camaradas que sufrieron la cárcel franquista a causa de su compromiso en las huelgas mineras de 1962.
Jovial y comprometido creó junto con otros compañeros la Sociedad de Festejos de Santiago (Sofesa), que tanta vida dio a la comarca con aquellas veladas en el Gonal de "Paso a la juventud" (oreya llarga) para dar a conocer las voces primerizas de la canción asturiana: La Pastorina, Vicente Díaz… con la presencia de Cuchichi, Miranda, el actor allerano José Suárez y, más tarde, con el mismo Antonio Molina y, sobre todo, Antonio Machín.
