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Líneas críticas

Tiempos difíciles

El bicentenario del nacimiento de Charles Dickens, su visión de la época y las similitudes con los tiempos actuales de crisis

Tiempos difíciles

Se ha cumplido días atrás el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens, uno de los narradores ingleses más universales de la historia de la literatura. Favoreció su popularidad el hecho de escribir desde la capital del mayor poder político y económico de los tiempos modernos: el imperio británico. Y también porque sus obras se acomodan a las inclinaciones sentimentales del gran público de la época: representan una suerte de evasión y refugio para los fatigosos afanes de la vida, sobre todo de las clases populares. Para Stefan Zweig, las novelas de Dickens, más que las de cualquier otro autor de su siglo, sirvieron para aumentar la alegría de las gentes. O para mitigar sus tristezas.

«Tiempos difíciles», publicada en 1854 por entregas semanales, está considerada como la novela de más contenido social de las escritas por Dickens. En ella crítica el sentido utilitarista de la vida y la asfixiante educación basada fundamentalmente en criterios pragmáticos y en el mero conocimiento estadístico. Y es la que mejor plasma la miserable vida del proletariado y las relaciones de obreros y patronos. Marx, que fue admirador y coetáneo de Dickens, leyó en inglés «Tiempos difíciles» y le impresionó la terrible descripción que en esta novela se hace de las miserias y la brutalidad a que estaban sometidos los obreros en Coketonwn, ciudad industrial inglesa de mediados del siglo XIX. Marx escribirá después que Dickens había divulgado en sus obras más verdades de calado social que «todos los discursos de los profesionales de la política, agitadores y moralistas juntos.

Ciertamente Dickens relató con detalle las lacras sociales y políticas de su tiempo: la avaricia de los ricos, la dureza y la incomprensión de la ley, el trato cruel a los niños, la condiciones inhumanas en las cárceles, fábricas y escuelas. Las tropelías de las instituciones. Pero él mismo se convirtió pronto en una verdadera institución nacional. Y sólo oblicuamente puso en tela de juicio los desmanes del sistema capitalista. Fue sobre todo un reformista compasivo. Un idealista benevolente. Creía que si la gente hacía el bien contribuiría a que la sociedad funcionara mucho mejor. Un mensaje conciliador que culmina en su relato «Un cuento de Navidad».

Por otra parte, Dickens expone lo que realmente entiende por tiempos difíciles en los primeros párrafos de su novela «Dos ciudades». Refiriéndose a la Revolución francesa, trata de proyectar los conflictos y contradicciones de esos años a cualquier otra situación histórica: «No ha habido tiempos mejores, no ha habido tiempos peores; fueron años de buen sentido, fueron años de locuras; una época de fe, una época de incredulidad; lapso de luz, lapso de tinieblas; primavera de esperanza, invierno de desesperación; lo teníamos todo ante nosotros, no había nada ante nosotros: todos íbamos derechos al Cielo, todos marchábamos en sentido contrario. Aquel periodo fue, en una palabra, tan semejante al actual, que algunas de sus personalidades más vocingleras reclamaban para el mismo que le fuesen aplicados, exclusivamente en lo bueno y en lo malo, los calificativos extremos"» Los dos siglos del nacimiento de Dickens que ahora se celebran son una efeméride para tiempos de crisis. Él dejó escrito para tales circunstancias que el hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.

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