"Una de cada tres personas de las que estamos hoy aquí padecerá un cáncer a lo largo de nuestra vida". Con esa rotunda afirmación arrancó Liliana Cabo García, licenciada en Farmacia y Nutricionista, su charla sobre "El alimento en la promoción y prevención del cáncer", en la que aseguró que "el 70 por ciento de los cánceres puede prevenirse". La ponencia puso punto final a los XIV Ciclos de Conferencias que anualmente organiza la Asociación de Antiguos Alumnos de la Academia Juan José Calvo Miguel y que se impartieron en el Aula Cultural La Plaza de Sotrondio, con la colaboración del Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio y el club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.

Según los últimos datos, Asturias es una de las comunidades autónomas con mayor mortalidad a causa del cáncer. Se calcula que en la cuenca del Nalón, la enfermedad tiene una incidencia del 28% y supone la primera causa de muerte en mujeres y hombres de edades comprendidas entre los 40 y los 65 años.

"Existe una estrechísima relación entre cáncer y dieta", explicó la ponente, ya que "lo que comemos puede prevenir el cáncer, pero también promoverlo". Según Cabo García, "la obesidad se conecta directamente con la enfermedad a través de la inflamación, que es causada por el consumo de cereales refinados, azúcar, carnes procesadas y bollería". Sin embargo, tenemos a nuestro alcance un gran antiinflamatorio, "el mejor ibuprofeno natural que uno pueda imaginarse" y que no es otro que el aceite de oliva virgen extra. Un aceite que hay que consumir siempre en detrimento de otro tipo de grasas que no solo no alimentan, sino que son tremendamente perniciosas.

"La dieta mediterránea es una utopía", aseguró. Nuestros niños toman cada vez más alimentos procesados y menos frutas y verduras, y se calcula que consumimos anualmente más de 600.000 kilos de bollería industrial, lo que vienen a ser unas 30 cucharaditas de azúcar al día. Una cantidad desorbitada si tenemos en cuenta que la Organización Mundial de la Salud aconseja que no se ingieran más de cinco cucharaditas diarias. Mirar el etiquetado de los productos, no dejarse llevar por envases atractivos y desechar todo aquello que contenga grasa de palma, jarabes, sacarosa o dextrosa nos ayudará a reducir drásticamente el uso de un producto que empieza a considerarse como "el nuevo tabaco" por sus nocivos efectos sobre la salud y su alto poder adictivo.

Según la nutricionista, es necesario, además, "eliminar el consumo de alimentos precocinados, carnes procesadas y cereales refinados" y tener especial cuidado con los métodos de cocinado y cocción. Como alternativa, recomendó el uso de productos como las semillas de chía trituradas, el té, la cúrcuma o el brócoli, y concedió gran importancia a la ingesta de lácteos, pescados ricos en omega tres y alimentos con alto contenido en fibra.