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Las ilustres tumbas de Mieres

El banquero Numa Guilhou, el escritor Vital Aza, el religioso Valeriano Miranda y el sindicalista Manuel Llaneza son algunas de las personalidades que están enterradas en la villa

La tumba de Numa Guilhou, que fue recientemente restaurada. J. R. SILVEIRA

Para muchos jóvenes mierenses Numa Guilhou, Valeriano Miranda o Manuel Llaneza no son más que el nombre de algunas de las principales calles de la ciudad. Relacionan estos ilustres apellidos con las direcciones de su colegio, de la farmacia donde su abuelo compra los medicamentos o el bar en el que se citan con los amigos para ver partidos de fútbol. La realidad es que sobre estos nombres descansa buena parte de la historia de Mieres. Los tres citados ejemplos no están escogidos al azar, ya que tienen en común algo que les hacen singulares. Los mierenses, además de pasear por las calles que homenajean su legado, también pueden visitar sus tumbas.

"No son muchos los personajes que han dejado huella en el concejo y que están enterrados aquí, aunque se puede hacer un recuento interesante", reconoce el investigador local José Antonio Vega. La primera parada de este fúnebre pero ilustrativo "tour" podría fijarse en las afueras de la ciudad. En la ladera sobre la que se acomoda el pueblo de La Rebollada se encuentra un pequeño cementerio protestante que durante años estuvo escondido, entre matorrales y ortigas. En este apartado lugar está enterrado Numa Guilhou, el banquero francés que puso en marcha Fábrica de Mieres en 1870. El grupo arqueológico de la Asociación Cultural y Minera "Santa Bárbara" se ha encargado de recuperar este enclave, rescatando de entre la maleza del olvido tal vez el único mausoleo que queda vinculado a la antigua "fabricona".

Para reencontrarse con los restos de otros mierenses ilustres, de nacimiento u adopción, hay que trasladarse al cementerio municipal de La Belonga. Antes de entrar en el recinto principal, es necesario detenerse en el pequeño recinto civil que se encuentra encajonado entre un gastado muro de piedra y el silencioso cauce del río San Juan. En este rincón está enterrado Manuel Llaneza. La tumba del que fuera fundador del Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA) y alcalde de Mieres podría pasar desapercibida para cualquier visitante poco observador. Una pequeña foto del recordado político junto a su nombre y fecha de fallecimiento confirman la presencia en el lugar de Manuel Llaneza.

Ya dentro del camposanto mierense, la tumba del escritor Vital Aza es de las que más destaca, con la figura de un ángel de grandes dimensiones con las alas extendidas presidiendo la estructura. Nacido en Lena, este destacado comediógrafo, periodista y poeta descansa en La Belonga desde hace más de un siglo, concretamente desde 1912.

Una tumba que cuenta con una historia especialmente interesante es la de Valeriano Miranda. El querido cura de la parroquia de San Juan descansa actualmente en el panteón de los Muñiz Prada, una ilustre familia del concejo que tuvo como principal figura a Nicanor Muñiz Prada, autor de un interesante libro sobre la topografía médica de Mieres. "Valeriano Miranda tuvo inicialmente su propia tumba, pero fue eliminada al decidir el Ayuntamiento reordenar el cementerio, por lo que los Muñiz Prada, que eran una familia muy religiosa, decidieron acoger sus restos en su panteón", explica José Antonio Vega. El cura llegó a gozar en vida de una tremenda popularidad entre los mierenses, hasta el punto de que en las virulentas movilizaciones de la época los mierense gritaban por las calles "¡muerte a los curas! ¡A todos menos a don Valeriano!". Al final Valeriano Miranda acabó "trasladándose" con los Muñiz Prada. "Es el único caso en Mieres de un muerto que ha ocupado dos espacios en el cementerio", destaca José Antonio Vega. También está enterrado en La Belonga Carlos Ginovar, el arquitecto que alumbró el diseño urbano de Mieres. Ginovar tuvo una insólita muerte, causada por una intoxicación tras haber cenado repollo con tomate. Los García Riera, Los Noriegas y Los Mallos son familias que alcanzaron cierto renombre y que cuentan con sus panteones.

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