"La fotografía muestra la realidad que quieras enseñar". Y lo ha dicho un experto, el fotógrafo Julio Herrera, durante la presentación de su último libro: "Luz de tormenta". El acto, que tuvo lugar en la Casa de Cultura de Mieres, estuvo organizado por la Asociación Cultural "Camín de Mieres", con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

Mar Montero, presidenta de la asociación organizadora, fue la encargada de introducir al autor. Además de fotógrafo, Herrera es licenciado en Arte. "Es un privilegio que nos visite en Mieres un profesional de primer nivel", agradeció Montero. Explicó que la obra presentada era "el resultado de cinco años de trabajo y 800 kilómetros de recorrido, la extensión del mar Cantábrico, desde Estaca de Bares hasta la desembocadura del río Adour en Saint Jean de Luz".

Julio Herrera realizó una exposición mixta, en la que se mezclaron la palabra y las imágenes, con una muestra de las fotografías que fueron descartadas para la obra. "Este libro es la punta del iceberg de la cantidad de material recopilado, del que tuve que seleccionar 150 instantáneas", dijo Herrera, que recurrió a la fórmula del micromecenazgo para obtener los recursos suficientes para la edición y publicación de la obra. "Las fotografías raramente se encuentran, el factor suerte existe, pero es mínimo; hay que ir a buscarlas y para ello es fundamental la preparación", expuso el autor, que estudia las localizaciones y utiliza las modernas herramientas de internet para conocer al detalle las previsiones meteorológicas de oleaje, la dirección e intensidad del viento y las salidas y puestas de sol.

"Una foto puede llevar muchísimo tiempo", explicó Herrera. "Es cuestión de experiencia, preparación, localización y de muchos intentos y disparos fallidos. Hay que adelantarse a lo que se va a buscar para que cuando se produzca, si es que se produce, uno ya esté listo", añadió. "Por ello entiendo que el equipo fotográfico es importante pero no lo es todo, ni mucho menos. Hay mucho trabajo antes y después de pulsar el disparador", recordó el autor, que llamó la atención sobre la peligrosidad de este tipo de actividades y pidió prudencia a la hora de aproximarse al mar en condiciones de tempestad. "A pesar de preparar meticulosamente el trabajo, de estudiar las mareas, los vientos y la fuerza de las olas, ya me he llevado unos cuantos remojones importantes. Pero las consecuencias de una imprudencia pueden ser fatales", advirtió.

"Han sido cinco años de búsqueda de tormentas y temporales en el Cantábrico, de esperar esa luz especial y de estar atento a esos pequeños detalles que pueden dar sentido y fuerza a cada fotografía", dijo Herrera, que capta como nadie la violencia de un mar tempestuoso y la fuerza de las olas al impactar contra la costa. "La fotografía miente mucho. La cámara capta lo que tú quieres que aparezca", reconoció el autor, que anima a los aficionados a "conocer las reglas de la fotografía para luego saber cómo romperlas".