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JUAN FERNANDO RODRÍGUEZ | Profesor jubilado, acaba de publicar "Mineros de Bimenes"

"Los primeros mineros eran esclavos, empezaban a trabajar a los 13 años"

"Caminaban tres horas para ir al pozo y otras tantas para volver a casa; eran trabajadores y solidarios, unos fenómenos de la naturaleza"

Juan Fernando Rodríguez, a las puertas del pozo Sotón, en El Entrego. FERNANDO RODRÍGUEZ

El polideportivo de Martimporra (Bimenes) se quedó pequeño hace unos días durante la presentación del libro "Mineros de Bimenes", en el que Juan Fernando Rodríguez, "Juanfer", rescata de la memoria un detalladísimo trabajo de investigación que realizó con sus alumnos en 1985. Se trata de un trabajo que fue reconocido y galardonado entonces y que, en la actualidad, ofrece una nueva visión de la minería de antaño.

-Publica "Mineros de Bimenes" treinta y dos años después de realizar el trabajo, ¿por qué ha esperado tanto tiempo?

-Porque me jubilé después de pasar 35 años dando clases en Bimenes. El trabajo estaba guardado en un cajón y hace unos días años pensé que podía retocarlo un poco y publicarlo una vez que me jubilase. Empecé un poco a modo de broma, pero fue una ardua tarea, ya que hubo que digitalizar un buen número de fotos y, además, el libro iba creciendo cada vez más porque encontraba cosas nuevas.

-¿Cómo surgió el trabajo con los alumnos en 1985?

-Aunque les daba matemáticas, solía hacer lecturas con los chavales con algún texto que me gustase a mí y que también les pudiese aportar algo. Por aquel entonces salió publicado un artículo sobre la literatura en la mina de Elías García Domínguez, "Lili", que gustó mucho a los chavales. Hablaba de Clarín, de Ramón Pérez de Ayala y de Palacio Valdés, pero también ponía a los mineros como bárbaros, que no tenían cultura, que eran bebedores? los guajes quedaron asustados. Así que decidimos hacer unas entrevistas a diferentes generaciones de mineros para ver qué sacábamos en claro. Dividimos a los mineros en tres generaciones, que respondían preguntas como por qué quisieron ser mineros, dónde habían trabajado o el horario de las comidas. Fuimos conociendo el perfil del minero de cada época y mis alumnos alucinaron con el resultado. Por ejemplo, se dieron cuenta de que la primera generación había sufrido mucho.

-¿Qué visión existía entonces de los mineros?

-En Bimenes se daba el obrero mixto, porque trabajaba en la mina y en el campo o la ganadería, ya que no había otra industria. Había muy buen concepto de estos mineros, eran como una marca de calidad, podían ir a cualquier sitio a pedir trabajo y los contrataban. Eran unos fenomenales trabajadores, además de solidarios, unos fenómenos de la naturaleza. Las primeras generaciones caminaban tres horas al día para acudir al trabajo y otras tantas para volver. También comenzaban a trabajar a los trece años, tenían que falsificar la firma para hacerlo. Y usaban madreñas siempre, tanto para ir por la calle como para trabajar dentro de la mina.

-¿Tanto trabajaban?

-Mucho. De hecho recuerdo una anécdota de un guaje que se asomó a la ventana de su casa y vio a un hombre trabajando en la huerta. Fue a su madre diciéndole que había un desconocido dentro de la finca, y ella le dijo que era su padre. Se pasaban todo el día trabajando, así que en algunos casos ni conocían a sus hijos.

-¿Ha evolucionado mucho el sector de la minería?

-Claro, porque a partir de 1985 empezaron a cerrar los pozos mineros y, hoy en día, parece que no hay futuro para la minería. Mira en el Nalón, donde sólo queda abierto ya el pozo de Laviana y a ver lo que tardan en cerrarlo. Argumentan que no es rentable, pero bueno. En Bimenes quedan ya muy poco mineros. La mayoría de los chavales que hicieron el trabajo conmigo se han ido del concejo, quedarán tres o cuatro en la zona.

-¿Cuál es la percepción actual de los mineros?

-La gente cree que todo lo que consiguieron vino de la nada, pero fue gracias a aquellos que trabajaron antes que ellos, que lucharon por sus derechos junto a los sindicatos. La primera generación de mineros era de esclavos. Sus hijos ya vivieron algo mejor, ya que los primeros tenían que ir andando a trabajar, los siguientes ya contaban con un medio de transporte para entrar en la mina.

-En la presentación del libro se reunió con la mayoría de sus exalumnos, ¿cómo fue?

-Muy emocionante. Hacía treinta años que no los veía y a algunos ni los reconocía físicamente. La verdad que la presentación fue apoteósica, porque era un libro para la gente de Bimenes y vinieron muchísimas personas, casi 700, que llenaron el polideportivo. La cuenca se volcó y además conseguí vender 400 libros, cuando la tirada fue de un millar.

-No es su primera publicación sobre la minería, hace dos años presentó otro volumen sobre la mina de La Revenga junto a Severino Antuña. Y en el pasado también hicieron otro sobre Lantero.

-Lo hicimos por la sociedad de Lantero, pero tenía mucha ilusión por hacerlo, ya que mi padre trabajó en La Revenga. Hice buen equipo con Severino. De hecho también me ayudó con este último libro de Bimenes. En cuanto al libro de Lantero, en realidad era un porfolio para el pueblo, pero nos salió algo mucho más largo.

-¿Qué será lo próximo que haga?

-Pues me gusta mucho la fotografía y estoy recopilando imágenes de El Entrego y Bimenes, porque si se pierden las fotografías, se pierde la historia de los pueblos. También estoy trabajando en un libro sobre los arrieros del carbón, una profesión que casi no existe porque en la actualidad casi han desaparecido las cocinas de carbón. Lo que no puedo asegurar es cuándo saldrá, dependerá del trabajo que me dé escribirlo.

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