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Sergio Rebollo, en su casa de Los Pontones, en Mieres.J. R. SILVEIRA

SERGIO REBOLLO MADERA | Ex secretario general del SOMA y miembro del comité federal del PSOE entre 1978 y 1982

"El SOMA no tiene autoridad política y hay falta de respeto hacia Javier Fernández"

"Hay mucha crispación y no se puede llegar al insulto personal; el sindicato cometió un error de bulto al alinearse con Pedro Sánchez"

Sergio Rebollo Madera asumió hace dos años la presidencia de la entidad deportiva Manuel Llaneza. Fue la persona que eligió el SOMA para sustituir en el cargo a José Ángel Fernández Villa tras ser éste expulsado del sindicato. Rebollo daba así un paso al frente en un momento de crisis. Llevaba más de 30 años lejos de los focos, concretamente desde 1982, cuando dejó la secretaria general de UGT-Caudal. Antes, durante un año, fue el máximo responsable del SOMA, hasta que Fernández Villa, con el que nunca ha tenido sintonía, cogió las riendas en 1979. Volvió para "echar una mano", pero ahora se ve envuelto en medio de una profunda crisis interna, ya que la dirección sindicato se ha distanciado de Javier Fernández y apoya a Pedro Sánchez como secretario general del PSOE.

-Usted formó parte del comité federal del PSOE entre 1978 y 1982. ¿Qué recuerdos tiene?

-Las cosas hay que valorarlas en su contexto. Me hace gracia cuando ahora algunos políticos modernos nos reprochan falta de valentía y quieren dar lecciones desde la comodidad de una democracia bien asentada. Por contar una anécdota: recuerdo que la noche del golpe de estado del 23-F llame al comisario y le pregunte si los agentes armados que había puesto en la puerta de la Casa del Pueblo eran para que no entrasen o para que no saliéramos. Me dijo que en ese momento no lo sabía. Pasamos una noche horrorosa hasta que a la mañana siguiente salimos en coche hacia Madrid para incorporarnos al comité federal. No obstante, pienso que aquello al final tuvo un efecto positivo. Sirvió para asentar la democracia

-Usted nunca congenió con Fernández Villa. ¿Qué le parece su caída?

-Ahora parece estar de moda decir que estabas distanciado de Fernández Villa. Yo cuando entro en una organización me hago copartícipe de su historia, de sus éxitos y también de sus fracasos. Ahora no podemos renegar de todo. Yo respeto a Villa por su trayectoria sindical. También fue un referente absoluto en el terreno político. Ha tenido una trayectoria muy larga plagada de éxitos, aunque también con errores. Es evidente que nuestra sintonía personal nunca fue buena. Tuvimos serias discrepancias sobre la gestión del sindicato y su relación con el partido. Al final los militantes lo eligieron a él y yo me marché. Me niego a decir que todo lo pasado fue un desastre total.

-Parece que usted va en dirección contraria. Ahora que todos critican a Villa usted evita hacer sangre...

-He discrepado mucho con Villa, pero debo decir que lo que ha pasado me ha sorprendido mucho. No lo esperaba y no lo acabo de entender. Quiero ser objetivo. Por un lado es evidente que se acogió a una amnistía fiscal, por lo cual la posición del PSOE y del SOMA al tomar la decisión de expulsarlo es correcta. Luego está saber de dónde salió el dinero que blanqueó. Ahí debe actuar la justicia y espero que lo haga con rapidez. Si el sindicato interpreta que le defraudó dinero tiene todo el derecho a reclamarlo. Villa lo que tiene que hacer es aclararlo todo, si es que puede.

- ¿Hubo dejación de funciones por parte del sindicato?

-Se puede entender así. Hubo un exceso de liderazgo. La prominente personalidad de Villa provocó que la organización, en su conjunto, hiciera dejación de sus responsabilidades. No se activaron los mecanismos internos de control.

-¿Le preocupa el deterioro de la imagen del sindicato?

-La actual dirección está tomando las decisiones correctas. La trayectoria del sindicato debe estar por encima de los comportamientos personales, por feos que hayan sido. Costó mucho impulsar la organización y está claro que hay cosas que no se pueden borrar de un plumazo. Cuando empecé a reorganizar el SOMA en el pozo Polio teníamos seis afiliados, mientras que el Partido Comunistas tenía en la explotación 400 carnés. Surgimos sin ningún tipo de infraestructura.

-¿También considera correcto que los actuales responsables del sindicato se hayan decantado abiertamente por apoyar a Pedro Sánchez?

-Creo que han cometido un error de bulto. No se puede posicionar a la organización en su conjunto en el terreno político. Eso no lo ha había hecho jamás el SOMA. Cada cuál puede tener su opinión, pero como afiliado del PSOE. El SOMA me representa sindicalmente, respeto las decisiones de la dirección y las acato me gusten más o menos. Pero políticamente la dirección del SOMA no me representa. No tienen autoridad sobre los afiliados en esta materia. No hay cauces dentro del sindicato para discutir posiciones políticas.

-Desde fuera se percibe una profunda factura.

-Se percibe desde fuera y desde dentro. Hay mucha crispación. Uno de los problemas de la modernidad es que parece que las formas no importan. Pues mire, las formas sí son importantes, y mucho. Se está faltando al respeto a muchos compañeros, incluido Javier Fernández.

-¿Piensa que desde el SOMA se está atacando injustamente al presidente del Principado?

-Parece que hay gente que ya se olvidó de que desde el sindicato casi lo tuvimos que obligar para que asumiera la secretaria de la FSA. Ha hecho una gran labor normalizando el partido. Es un socialista tranquilo, que se dedica a gobernar con sensatez. Cuando su partido lo necesitó dio un paso al frente y está sabiendo dar tiempo para que todos recapacitemos y haya debate. Para mí es un referente y no entiendo la posición de los compañeros que están llegando incluso al insulto personal. Estoy muy disgustado y preocupado viendo la deriva política que está aconteciendo. Nos enfrentamos a unas primarias cruciales. Además del liderazgo del partido, se necesita un proyecto que ilusione al electorado.

-¿Por qué tras tantos años en un segundo plano ha decidido apoyar a ahora a Susana Díaz en el PSOE?

- Está en condiciones de reorganizar y calmar el partido, al tiempo que, con nuestro discurso, puede ilusionar al electorado. Lo que más me preocupa es el modelo de partido. La única que habla claro en este sentido es Susana, que apuesta por ser fiel a la genética del PSOE. La otra parte no se define, pero intuyo que quieren llevar el partido hacia el asamblearismo y las coaliciones. Estoy a favor de los pactos puntuales, pero las coaliciones me generan resquemor. El PSOE se funda en el siglo XIX y sigue activo en el XXI, siempre con una organización interna muy clara. Cuando llegan las crisis todo se pone en cuestión, pero hay que ser objetivos. No entiendo que se pida más democracia interna. ¿No hemos sido un partido democrático toda la vida? ¿Sólo hay una versión de la democrática? Pues mire, para mí la democracia representativa es la esencia de la democracia.

-¿No le gusta la democracia directa?

-Pues no mucho. Hay cosas que hay que consultar, pero sólo determinadas cosas. No nos ha ido mal sin el asamblearismo. Una de las cosas fundamentales para que funcione la democracia es saber lo que se vota. Es casi imposible que ciertas cuestiones se sometan a la democracia directa explicando claramente lo que se va a votar. Nosotros no somos asamblearios y no nos juntamos con separatistas. No está en la esencia del PSOE.

-¿No puede un partido cambiar para adaptarse a los nuevos tiempos?

-Sí, pero no a costa a perder su esencia. El PSOE es internacionalista y tiene una trayectoria dentro del marco de la democracia representativa. Asumimos los errores, que los hemos tenido, pero también estoy satisfecho de los aciertos. Hay que adecuarse a los tiempos pero, insisto, sin renunciar a las esencias. ¿De verdad se atreven a decirnos que no hemos sido democráticos? Yo no caí de la luna para estar en el comité federal junto a Felipe González y Alfonso Guerra. Me eligieron aquí mis compañeros. Y cuando luego Fernández Villa me barrió en unas elecciones, pues me marché. Así son las cosas, unas veces están en posiciones mayoritarias y otras te toca estar con la minoría.

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