Caso, Sobrescobio, Riosa, Morcín, Aller, Lena y ahora Mieres. El oso avanza imparable por los valles mineros adentrándose cada vez más en la zona centro de Asturias. Los expertos consideran que la confirmada presencia de al menos un plantígrado en Cenera no debe considerarse como un hecho anómalo. La patrulla de Medio Ambiente que desde hace dos décadas se encarga del seguimiento de esta especie establece que existe ya en el concejo una población estable. El Llosorio y la espesa mancha forestal de Cenera son en la actualidad una "zona de expansión". "Lo lógico es pensar que en los próximos años se camine hacia una presencia habitual de los osos en los montes de Mieres", explica Miguel Fernández, integrante de la patrulla osera del Principado desde hace 18 años.

Todo indica que los osos están entrando en Mieres desde el Aramo a través del Llosorio. Los vecinos de la zona están convencidos que lo hacen, en concreto, por el Alto la Segadas. Chus García, portavoz de la Asociación de Ganaderos Afectados por el Llobu (Agall), asegura que la pasada primavera ya se divisó un oso en la falda del Llosorio: "Se lo vio comiendo la carroña de un potro que habían matado un grupo de lobos", asegura. Hace unos días, un oso atacó un burro muy cerca de Villar, apenas un kilómetro por encima de Cenera. Medio Ambiente lo confirmó tras analizar los zarpazos que obligaron a sacrificar al animal. Si bien los técnicos dan por hecho que el oso ya ha colonizado este turístico valle mierense, lo que no esperan es que se repitan con frecuencia este tipo de incursiones agresivas: "El oso, pese a ser un animal grande, tiene una gran habilidad para pasar desapercibido. No es nada habitual que ataque a otros animales, ya que es carroñero y no le gusta la carne fresca. Hay que tener en cuenta que sólo el 5 por ciento de los gastos que genera la especie en Asturias se deben a esta causa", apunta Fernández.

La mayoría de los vecinos de Cenera se enteraron de la presencia de al menos un oso en valle a través de la infamación publicada por este diario. La primera reacción fue de incredulidad. "Me cuesta mucho creerlo", señaló el presidente de la asociación de vecinos, José Álvarez, justo antes de que el Principado confirmase el ataque. Ahora hay sensaciones encontradas. Muchos vecinos consideran que es un atractivo más para el valle y otros están preocupados.

"Intimida pensar que te puedes encontrar con un animal así". El oso genera respeto, pero los expertos estiman que el peligro para el ser humano es escaso. "Tienen muy mala vista, pero un oído muy fino y un gran olfato. En cuanto detectan al hombre huyen", destaca Miguel Fernández. De hecho, en los seguimientos que la Consejería hace a ciertos ejemplares, los guardas se han encontrado con escenas bastante sorprendentes. "Una persona pude pasar justo al lado de un oso y no enterarse. Nosotros hemos visto a ganaderos con sus rebaños pasar a veinte metros de un ejemplar sin percatarse de su presencia. Si no les da tiempo a escapar, se esconden".