Ya lo dijo Manuel Gutiérrez Nájera: "¡Cuán caprichos en sus mudanzas y coincidencias es la suerte!". Y es que el destino se ha empeñado en reunir para siempre a los que posiblemente han ido los dos curas más populares y queridos de la historia de Mieres. Nicanor López Brugos fue enterrado este jueves al lado mismo de Valeriano Miranda, fallecido en 1927 tras granjearse la admiración y cariño de la inmensa mayoría de los vecinos del municipio. Dos estilos relativamente opuestos de ejercer el sacerdocio que han terminado por converger en dos historias con sorprendentes paralelismos. Hoy ha tenido lugar el funeral, una misa multitudinaria a la que han acudido, entre otros, el presidente del Principado, Javier Fernández

Nicanor López Brugos y Valeriano Miranda (1859-1927) ya descansan juntos en el panteón que en su momento cedió la familia Muñiz Prada a la Iglesia. Ninguno de los dos nació en Mieres, pero ambos quisieron, pidieron explícitamente, quedarse para siempre en la ciudad. Los dos estuvieron vinculados durante décadas a la parroquia de San Juan y fueron nombrados "hijo adoptivo" del concejo. Cada cual con su propia personalidad se ganaron el respeto de los obreros. Nicanor López les dio cobijo y les reforzó cuando tocó luchar por los derechos laborales y la democracia.

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Entierro del sacerdote Nicanor López Brugos en Mieres

Valeriano Miranda se ganó el afecto con su carisma y forma caritativa de entender el sacerdocio. Decenas de escritos de principios del pasado siglo lo acreditan. El cura llegó a gozar en vida de una tremenda popularidad entre los mierenses, hasta el punto de que en las virulentas movilizaciones de la época los mierense gritaban por las calles: "¡Muerte a los curas! ¡A todos menos a don Valeriano!". Valeriano Miranda fue soldado antes de tomar el hábito.

Nicanor López Brugos convirtió la iglesia de San Juan en un cuartel, en un fuerte, que sirvió de primera línea de defensa para el movimiento obrero. El cura progresista asesoró a políticos y sindicalistas, y también a algún arzobispo. No ascendió en la jerarquía eclesial, pero pudo hacer carrera política, ya que el PSOE lo tentó como posible candidato a la Alcaldía de Mieres. López Brugos dará hoy en espíritu su último sermón en Mieres. Su iglesia, la de San Juan, acogerá al mediodía un funeral que se espera multitudinario.

Un polémico traslado

Varias circunstancias han tenido que concurrir para que don Valeriano y don Nicanor descansen juntos bajo un mismo techo. De hecho, el primero no fue inicialmente enterrado en este lugar. Y es que su tumba cuenta con una historia tan interesante como controvertida.

El querido cura de la parroquia de San Juan pospuso hasta 1997 su llegada al panteón de los Muñiz Prada, una ilustre familia del concejo que tuvo como principal figura a Nicanor Muñiz Prada, autor de un interesante libro sobre la topografía médica de Mieres. "Valeriano Miranda tuvo inicialmente su propia tumba, pero fue eliminada al decidir el Ayuntamiento reordenar el cementerio, por lo que los Muñiz Prada, que eran una familia muy religiosa, decidieron acoger sus restos en su panteón", explica el investigador José Antonio Vega. La polémica decisión generó muchas críticas.

"Argumentaron que la tumba invadía parte de los viales del cementerio y que este hecho impedía la correcta alineación Fue un sinsentido sin más", apunta Florentino Romero, que junto con el fallecido Julio León Costales, cronista oficioso del concejo, intentó en 1997 detener la "aberración". Al final Valeriano Miranda acabó "trasladándose" con los Muñiz Prada. "Es el único caso en Mieres de un muerto que ha ocupado dos espacios en el cementerio", destaca José Antonio Vega.