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La tatarabuela coraje cumplió 105 años

Fe González García, centenaria matriarca de Morcín, festejó su aniversario con sus cuatro hijas, nueve nietos, diez bisnietos y dos tataranietos

La tatarabuela de Morcín, ante su tarta de cumpleaños. FERNANDO DELGADO

A los 16 años perdió a su madre y a los 43 enviudó por culpa de una explosión de grisú en la capa octava de la mina de La Esperanza, en La Foz de Morcín. Sacó adelante a su familia a base de trabajar el campo y el ganado. A sus 105 años come de todo, atiza su cocina de carbón, prepara un rico arroz con leche y hasta cuenta las que lleva al tute porque no le gusta perder. En 1930 llegó a ser elegida "Miss" y pisó por primera vez un hospital con 84 años. No hay quien la mueva de su casa de El Palacio, en Castandiello, adonde se desplazará toda su familia para acompañarla en estas fiestas navideñas. Es todo un ejemplo de fuerza y coraje.

Fe González García nació el 11 de diciembre de 1913, la semana siguiente a que viniese al mundo el periodista Matías Prats Cañete, tres meses más tarde que Rafael Fernández, primer presidente del Principado, y medio año después que don Juan de Borbón. Es coetánea del actor Burt Lancaster y del mítico atleta de color Jesse Owens, que consiguió cuatro medallas de oro en las Olimpiadas de Berlín ante la desesperación de Hitler. Fe vino al mundo en La Pola de Castandiello, localidad que en aquella época era la capital del concejo de Morcín, cuando reinaba Alfonso XIII y gobernaba el conservador Eduardo Dato. No fue tan mediática como todos los históricos personajes citados anteriormente, pero los ha sobrevivido a todos pese a los diversos y numerosos obstáculos que ha tenido que superar a lo largo de su vida.

A sus 105 años recién cumplidos demuestra una vitalidad envidiable. Sin duda, esta viuda de minero está hecha de otra pasta. Agricultora y ganadera, fue elegida "Miss Morcín" en 1930 y pisó por primera vez un hospital a los 84 años para operarse de una rodilla. Un auténtico ejemplo de longevidad aderezado de sacrificio y de esfuerzo.

Fe fue la menor de cinco hermanos. Sus padres, Rosa y Luis, siempre trabajaron como agricultores, al igual que ella. A los 22 años se casó con el único novio que la cortejó, y enviudó a los 43, cuando su marido, Belarmino González Palacios, "Mino el de Gracio", perdió la vida un martes y 13 de mayo de 1957 en un accidente laboral por una explosión de grisú cuando trabajaba como picador de carbón en la capa octava de la antigua mina de montaña de La Esperanza, en las Hulleras de Riosa. Curiosamente, hace dos años Fe recuperó la lámpara minera con la que trabajaba su marido. Se la entregó, sesenta años después, Pepe el de La Puente, quien en 1957 trabajaba en el almacén de mina La Esperanza.

Viuda y con cuatro hijas, la menor de 3 años, Fe afrontó, pese a La Esperanza que le mató a su marido, la crianza de su familia a base de trabajar el campo con su ganado, sus prados y sus huertas. "No pasamos hambre, pero trabayé mucho", señala. Mantuvo el luto durante varias décadas y nunca quiso volver al cementerio para ver la tumba de su marido. Tampoco quiso marcharse del pueblo que la vio nacer, en el que se casó y donde reside actualmente. "Nunca quise salir de aquí", afirma.

"Mis cuatro hijas, Tina, Marisa, Mari Fe y Luisi, son muy buenas, me quieren mucho y se preocupan mucho por mí", comenta Fe con orgullo, a la vez que dice: "No tengo a ninguna como preferida, las quiero a todas igual". Desde hace varios años sus hijas se alternan para ir a dormir con ella a su casa de Castandiello, ya que Fe quiere vivir de forma independiente en su hogar de El Palacio, en cuya puerta tiene instalado un pequeño banco desde el que divisa todos los días una magnífica panorámica del Monsacro y carga las pilas tomando el sol. "Tienen miedo que todavía venga alguno a cortejarme", afirma una sonriente Fe delante de sus hijas.

Cuando el pasado 11 de diciembre cumplió 105 años, toda su familia se reunió en el centro social de Castandiello para festejarlo y rendirle homenaje a su centenaria matriarca. Allí estuvo arropada por sus cuatro hijas, sus nietos, sus bisnietos y sus tataranietos. Solamente faltó su nieto Jorge, que trabaja y reside en Arabia Saudí. La tarta especial del cumpleaños de Fe fue elaborada por el octogenario maestro confitero Ataúlfo Valdés, propietario de la ovetense Confitería Asturias, quien manifestó: "Nunca puse tantos años en las velas de una tarta".

Fe espera disfrutar estos días unas Navidades como las de años anteriores cuando estuvo de folixa con su familia hasta altas horas de la madrugada y después de cenar jugó varias partidas de tute, brisca y cinquillo. Suma las que lleva, nunca se equivoca y casi siempre gana, aunque la baraja ya le comienza a cansar. Al día siguiente de Navidad no se perderá su fiel cita anual con la fiesta San Esteban, en la que cantará villancicos en la iglesia.

"¿Dieta? ¿Qué ye eso de la dieta?", pregunta Fe. "Como patates, fabes y berces y tortos con picadillo. No me privo de nada. Como de todo y bebo agua y un poco de vino blanco a veces porque me gusta mucho y hay que empinar un poco de vez en cuando". "¿Salud? Muy bien. En agosto tuve una pequeña infección de orina, pero sin fiebre. No me duele nada, sólo un poco una dea del pie", afirma. La primera vez que estuvo en un hospital fue cuando tenía 84 años para operarse de una prótesis de rodilla. "El médico me llevó luego por el resto de las habitaciones para que me vieran los enfermos como ejemplo porque no hice ninguna rehabilitación", señala.

"¿Coqueta? Sí, un poco". Pañuelo al cuello, collar de perlas, gafas de pasta y unos pendientes blancos. Fe se pregunta "con tantos inventos que hay ahora, ¿cómo no descubrirán algo para que no se muera la gente?". Y sentencia "de qué nos quejamos ahora. Antes no había agua ni luz en las casas, ni coches. Iba con el calderu a la cabeza a lavar al río antes de que hicieran el lavaderu. El médico venía a caballo y yo iba con la yegua al molín de Josefa en Malpica para dejar el grano y luego volvía a pagar la maquila".

En 2006, el Ayuntamiento de Morcín le rindió un emotivo homenaje al nombrarla "Abuela mayor del concejo" durante el primer encuentro de mayores. Fe no se pierde cada año esta cita. Asimismo, también fue nombrada socia de honor de la Asociación de Mujeres "So la Malena".

Su marido estuvo preso cuando la Guerra Civil y recuerda cómo fue andando desde Castandiello hasta Oviedo para llevarle ropa limpia y en el cuartel "tirome por una ventana la ropa vieja, que estaba llena de piojos", recuerda.

Fe es genio y figura, fuerza y coraje. Muy querida por todos sus vecinos, es un auténtico ejemplo de cultura del sacrificio para las generaciones más jóvenes, que lo hemos tenido todo más fácil, y espero que conserve esa memoria, salud y vitalidad muchos más años mientras recuerda las canciones de su infancia y canta las cuarenta al tute jugando con su familia en Nochevieja.

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