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Los retos de futuro de los valles del Nalón y el Caudal

"De guajes todos queríamos ser mineros, incluso nos disfrazábamos en Carnaval"

Cuatro empleados de los pozos Santiago y Carrio, que ya no sacan carbón, analizan la situación del sector y su visión de cómo debe evolucionar

Miguel Iglesias, en tareas de control ambiental.

La hullera estatal Hunosa iniciará el próximo martes una nueva etapa empresarial tras dejar de sacar carbón en los pozos Santiago (Aller) y Carrio (Laviana), limitándose la extracción únicamente a Nicolasa, en Mieres, cuyo combustible alimentará la térmica de La Pereda. Algo que se logró tras el acuerdo alcanzado entre los sindicatos y la dirección de la empresa. Sin embargo, hace quince días, lo único que había sobre la mesa era el cierre de las tres minas, con lo que pocos trabajadores dormían tranquilos entonces. Esta es la historia de mineros como el sierense Alejandro Santiago, el sotrondino Pablo del Canto, el ovetense José María Vega y el lavianés Emilio José González. Los cuatro están ligados a los pozos que dejan de extraer mineral y para los que el trabajo en la mina "es algo que engancha, a pesar de su peligrosidad".

Pablo del Canto, de 35 años, es el que ha pasado por más pozos a lo largo de su vida laboral en Hunosa. "Estuve nueve años en Sotón, dos en María Luisa y ahora voy para dos también en Santiago", apunta. Trabaja en mantenimiento de exterior y, según lo que le han contado, "el martes seguiré haciendo lo mismo que hasta ahora, que son revisiones y mantenimiento de bombeo, un trabajo que seguirá prácticamente igual hasta que cierren el pozo". Lo mismo le ocurre a Alejandro Santiago, de 36 años, que comenzó en el pozo Candín, donde estuvo siete años, para pasar después al pozo allerano en el que lleva cuatro. "Trabajo en el departamento de seguridad, antes estaba de electromecánico en el departamento de exterior, pero la próxima semana seguiré haciendo lo mismo", destaca.

José María Vega es el mayor de los cuatro, tiene 38 años, y lleva ligado al pozo Carrio desde el año 2010, donde trabaja de electromecánico. Emilio José González, de 37 años, entró el pozo lavianés en 2006 y tiene el mismo puesto que Vega. Al igual que sus compañeros de Santiago, la orden, de momento, "es seguir haciendo lo mismo la semana que viene, sin cambios".

Pero, ¿cómo han vivido estos últimos días en los que había tanta incertidumbre? "Pues mal, aunque algunos se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena", dice Santiago, apuntando que "esto ya viene del año 2010, cuando se firmó la orden 787 para el fin de la minería no competitiva". Del Campo asiente cuando oye a su compañero y apunta, "desde entonces no se hizo nada, da igual el Gobierno que hubiera, lo único que cumplieron a rajatabla fue el cierre de los pozos, y además, sin ninguna lógica, porque ahora quien va a salvar la empresa es el pozo que peor carbón da, cuando hay otros pozos con instalaciones relativamente modernas, con inversiones y pudiendo acceder a capas con muchísimo carbón". Este es el caso tanto de los pozos Santiago como Carrio.

"Acabando con todo"

El primero "está bastante mecanizado, pero nada, tanto el PSOE como el PP cerraron tanto la minería como la industria de Asturias, están acabando con todo", subraya Alejandro Santiago, quien incidió también en que "hay algún alcalde que se acordó tarde de nosotros, la ola hay que cogerla cuando se crea, no cuando se rompe". Eso sí, en cuanto al último acuerdo, "no es el mejor del mundo, pero se ha conseguido mantener el empleo, sin salidas traumáticas y mantener la actividad extractiva hasta 2021", señala Del Canto, asegurando que "en la mina estamos muy bien", algo que su compañero reafirma destacando que "a mi que me den la mina las veces que haga falta, sé que es peligroso, pero engancha". Una opinión que también guarda José María Vega al señalar que "tiene algo que gusta, se trabaja duro, pero yo siempre se lo digo a los amigos y a la familia, aquí estoy muy bien". Emilio José González remarca, incluso, que "de guajes, todos queríamos ser mineros, y cuando llegaba Carnaval, todos nos disfrazábamos de minero". Este lavianés subrayó la "cierta" tranquilidad del acuerdo minero porque "hace unos días no sabíamos si podríamos entrar en el pozo a partir del 1 de enero y ahora, al menos, tenemos la tranquilidad de que no va a ir nadie a la calle, tampoco los de las subcontratas".

Vega, por su parte, asegura que lo tenía más asumido desde hace tiempo. "Desde el 2010, cuando nos manifestamos y fuimos hasta Madrid, ya veníamos asimilando un poco cómo iba a acabar esto, aunque es verdad que de aquella nos sentimos un poco solos". Su intención, como destacó, es que "la empresa siga teniendo un futuro, con la diversificación, con lo que sea". Lo mismo apunta González, quien aprovechó para pedir a la empresa que "busquen ideas para la diversificación". Para todos ellos, la prejubilación queda demasiado lejos, por ello ninguno piensa en ese estado. "Queremos trabajar, que nadie piense lo contrario, y espero seguir todavía muchos años en esta empresa minera", subrayó.

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