El alcalde de Caso, Miguel Fernández, tratará de mediar para que la Federación Asturiana de Montaña vuelva a hacerse cargo de la gestión del refugio de Brañagallones. Para ello, demanda al Principado que realice algunas mejoras de cara a hacer aún más atractivas estas instalaciones. Entre ellas se encuentra la mejora de la carretera que da acceso al refugio, y que no se encuentra en su mejor estado de conservación.

"Debería de mejorarse esa carretera, sobre todo porque además se va a hacer un servicio de transporte para permitir el acceso al refugio", destacó el regidor, que está totalmente implicado con el proyecto del parador. De hecho, este aspecto centró gran parte de la reunión que mantuvo hace unos meses con el presidente del Principado, Javier Fernández, al que solicitó que mediara entre Deportes y la Federación de Montaña.

Desde el pasado día 1, la entidad que agrupa a los montañeros ha dejado de gestionar directamente los refugios de montaña, algo que hacía a través de un convenio con el Principado. Esto implicaba al de Brañagallones. De momento seguirá abierto gestionado por el guarda, aunque se desconoce si aguantará lo que queda de invierno. La principal razón que alega la Federación de montaña para abandonar los refugios es la falta de inversiones por parte del Principado. En las instalaciones casinas, el Gobierno autonómico intervino en la cubierta y construyó un pequeño inmueble anexo al refugio donde iría la nueva caldera de biomasa.

Habrá que esperar a ver si el Principado finaliza las obras, instalando la caldera de biomasa que el Ayuntamiento casín guarda en sus instalaciones a la espera de obtener luz verde por parte del Gobierno regional. Y también habrá que ver qué ocurre con el resto de peticiones para hacer más atractivo este refugio por el que pasaron más de 5.000 personas en estos dos años y medio que lleva reabierto.

El primitivo refugio de cazadores de Brañagallones se renovó a finales de los noventa. En 1997 se hizo una remodelación integral, pero no sería hasta agosto de 2005 cuando el Principado firmó un contrato de explotación con una empresa del sector hostelero. Fue acondicionado como hotel de tres estrellas, pero sólo abrió cuatro años. El Principado no pudo rescindir el contrato a pesar de que el parador estaba cerrado. Una vez concluido el plazo y tras unas reformas lo cedió a la Federación de Montaña.