"¿Es posible una sociedad sin bandos enfrentados?". Esta fue la pregunta lanzada por la asociación "L'Esperteyu", organizadora de la charla-coloquio titulada "La Tercera España en el siglo XXI". El acto contó con la colaboración del IES Bernaldo de Quirós y el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

La licenciada en Derecho, escritora y bloguera María Beatriz Álvarez, comenzó su intervención alertando sobre "la vuelta al lenguaje de rojos y fachas de horribles consecuencias en el pasado". "No hay sólo dos Españas, pues es mucha la gente que aspira a vivir en paz, a la prosperidad y el bien común", añadió, recalcando la importancia de los grises en una política dominada por el blanco o negro. Álvarez, preocupada por la desmotivación de parte de la ciudadanía alejada de la política, lamenta que "la realidad muestra que no hay manera de llegar a mínimos de consenso sobre asuntos esenciales".

"La política es un juego de sombras proyectadas en la pared", manifestó el antropólogo José Ángel Gayol que, frente a la alarma prebélica generada a partir del intento secesionista, se muestra rotundo: "Cataluña no es un problema sino algo que, como ya dijo Ortega, se sobrelleva desde hace mucho tiempo". "El problema es la emocionalidad y radicalidad con que España lo aborda casi todo", explicó Gayol, que llama a la búsqueda del mínimo común denominador a partir del cual se construyan los consensos. "Quizá sea un problema de los líderes políticos que tenemos", señaló el antropólogo, que entiende necesaria una nueva Transición que, con actitud de entendimiento, supere los falsos consensos de la anterior.

"A los que creemos en la existencia de una Tercera España nos une la idea de superar la España de trincheras, que es nuestra gran tragedia", expuso el historiador Luis Miguel Fernández Berandón, exconcejal en Mieres, quien, sin embargo, reconoce que "la historia dicta que lo que obtuvieron aquellos que apostaron por una Tercera España fue exilio, paredón o checa". Berandón entiende que la ruptura de los consensos de la Transición ha propiciado el auge de los extremismos y la polarización social. "Hoy parece difícil recuperar los consensos, pues tanto el centro derecha como el centro izquierda se están separando para luchar por los votos de los extremos", manifestó el ex concejal, que ve las experiencias europeas de las coaliciones un ejemplo a seguir. "Me asusta ver que hoy no hay una revolución "pro democrática" sino una contrarrevolución hacia la merma de derechos", finalizó.

El educador social y sindicalista César B. Arias citó los nombres de Unamuno, Marañón, Ortega y Salvador de Madariaga como ejemplos de la Tercera España, "ni revolucionaria ni golpista, pero que estaba en el No a la OTAN, en las manifestaciones contra ETA, el Prestige o el 15-M". Arias añadió que se trata de "gente que está enfadada con el Estado del 78 pero que no es antisistema, que huye de dogmatismos y polarizaciones, contraria a la actual crispación e imposibilidad de hallar posiciones intermedias", dijo Arias, que no identifica la Tercera España con ninguna opción política. "Es más un método que un fin, un espacio político de nueva construcción", concluyó.