El Centro de Creación Escénica Carlos Alvarez Nóvoa, de La Felguera, acogió la presentación del poemario "Los jardines en ruinas", del autor mierense Juan Ignacio González. El acto fue organizado por el propio centro y contó con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.

El poeta langreano y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, Javier García Cellino, fue el encargado de presentar el evento y lo hizo reseñando la trayectoria profesional de Juan Ignacio "Nacho" González, que además de su faceta literaria, ejerce como profesor en el departamento de Sociología de la Universidad de Oviedo. Cellino destacó su pertenencia al grupo poético "Calamo" y su prolífica labor como autor con la publicación de diversos libros y la participación en numerosas antologías y cuadernos poéticos. González además ha ejercido como editor, estando detrás de las colecciones "Cuadernos del bandolero" y "Heracles y nosotros", y desde la Sociedad Gesto ha impulsado e impulsa un sinfín de eventos culturales en Gijón.

"Me hice poeta bebiendo de muchas tradiciones porque creo que para escribir poesía hay que haber leído mucho, escrito mucho y desechado mucho", explicó González. "Si no bebes de las fuentes clásicas nunca vas a tener tu propia voz y entre las dos grandes tradiciones de las que bebí está toda la poesía greco-latina y también otra que está muy olvidada en el acervo español, que es la poesía arábigo-andalusí, una tradición que ha desaparecido totalmente de la historia literaria de este país", referenció.

"Los jardines en ruinas", editado por la editorial asturiana Bajamar, recopila la trayectoria poética de González en los últimos treinta años, si bien tal y como reconoció el poeta, "hubo una época de secano literario en el que no dejé de leer poesía o acudir a eventos literarios y que provocó que cuando volví a escribir se produjese un cambio importante que me hizo darme cuenta de que ya no contaba tanto con las tradiciones sino que había logrado encontrar mi propia voz". El autor comentó divertido que "hablo en decasílabos incluso cuando estoy en clase" y reconoció que no concibe la poesía sin que tenga una cierta rítmica interna, "por eso corrijo mucho, porque necesito la musicalidad interna de lo que escribo y eso es algo que me lleva a corregir mucho lo que hago y además guardo todos los cuadernos, escribo a mano y escribo, reescribo, corrijo y cambio e incluso cuando los paso al ordenador les vuelvo a dar otra vuelta de tuerca".

"Hay periodos vitales trascendentes en los que la construcción de lo íntimo, la fuerza de las pérdidas y la necesidad de denunciar, de hacer crítica social y recordar de donde viene uno, se plasman en tus poemas y en este momento puedo decir que he pasado de tener la necesidad de escribir hacia afuera y ahondar en la denuncia social a escribir más desde dentro de mí, de un modo más intimista y pausado", dijo para finalizar.