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Los relatores del pozo Figaredo

Un documental con entrevistas a mineros y sus mujeres revive la larga huelga previa al ingreso de la explotación en el INI

Participantes en el encierro del pozo Figaredo, abandonándolo.

A ningún otro pozo asturiano le costó tanto entrar en Hunosa como a Minas Figaredo. La historia de aquella interminable y embravecida movilización que se prolongó a caballo de los años 1978 y 1979 ha sido contada muchas veces por quienes participaron en ella. El relato de aquellos convulsos meses ha sido recopilado ahora en un documental que repasa un año y medio de protestas, con episodios ya imborrables en la crónica de las sublevaciones mineras, como fue el polémico "secuestro" durante nueve horas del ingeniero de la mina.

"Hemos entrevistado a un total de 15 personas vinculadas con la protesta. La mayoría son extrabajadores, pero también hemos querido que algunas mujeres ofrecieran su visión de aquellos meses". Ramón Gutiérrez, exconcejal de IU en el Ayuntamiento de Mieres, vivió de lleno aquella fatigosa batalla, que se libró en mil frentes. "Fueron muchas las acciones relevantes, desde el encierro a las multitudinarias manifestaciones. Hubo marchas y incluso se intentó parar la Vuelta Ciclista a España. Fue un periodo duro, de mucha lucha, pero al final se logró el objetivo".

El pozo Figaredo acabaría, en mayo de 1980, integrándose en el Instituto Nacional de Minería (INI) y, más tarde, en Hunosa. Un total de 1.400 trabajadores vieron compensados meses de penurias y creciente conflictividad. Todo ello queda recogido en el documental que desde hace ya varios años ambicionaba rodar Ramón Gutiérrez. Para ello ha contado con la colaboración de la asociación "Amigos de Mieres". Al frente del proyecto, como director, ha estado Alberto Vázquez. "Al final todo gira alrededor de las entrevistas, de la narración de los propios protagonistas. Hemos incorporación algunas imágenes de diferentes momentos de la movilización, pero el interés radica en recuperar la esencia de aquellos meses", apunta Vázquez.

Y es que la lucha se libraba tanto en la calle como en las casas. Muchos de los trabajadores eran jóvenes, con niños, empezando una vida. "Es difícil estar meses sin cobrar una nómina integra, pero la verdad es que hubo mucha solidaridad por parte de toda la población", remarca Ramón Gutiérrez.

La constitución de Hunosa en 1967 dejó fuera de la protectora cobertura pública a Minas de Figaredo. En los años siguientes la plantilla comenzó a exigir cada vez con más fuerza la integración en aquel consorcio estatal que ofrecía numerosas ventajas. Los propietarios de la mina (los hermanos Inocencio y José María Figaredo), biznietos del fundador Vicente Rodríguez Blanco, alegaban que la inestabilidad de la empresa derivaba de un fuerte absentismo. Los obreros, por su parte, pedían un plan de viabilidad. Al final, estalló la huelga. "Cuando el pozo paraba lo hacía toda la minería en su conjunto y hubo manifestaciones que reunieron a 40.000 personas por las calles de Mieres", recuerda Ramón Gutiérrez. Los trabajadores de la empresa pública donaron dinero a sus compañeros de la privada. En abril de 1978, un total de 125 obreros es encerraron en el pozo. Quienes vivieron aquellos tiempos convulsos alzan la voz más de 40 años después para que el olvido no los silencie.

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