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Munición alemana en La Carisa

El enclave de Lena, que albergó campamentos romanos, fue puesto de vigilancia del Frente Norte contra la guerrilla en la contienda civil española

Algunos de los tipos de munición de los años 1937 y 1938 encontrados.

La historia en un cartucho. Los restos de munición hallados en La Carisa, y documentados en un reciente estudio por los arqueólogos Esperanza Martín y Diego Díaz, no solo establecen un punto de vigilancia del bando sublevado en los montes entre Aller y Lena. También revelan que la colaboración entre el Frente Norte y la Alemania nazi era muy estrecha: más del sesenta por ciento de la munición recuperada procedía de distintos proveedores del país germano. En cifras: 70 casquillos, de los 111 hallados, fueron elaborados en once fábricas alemanas. Además, la numeración de estos restos coincide con la encontrada en la fosa de Parasimón -donde fueron asesinados, al menos, 11 hombres afines a la República-.

La munición fue enviada, casi con total seguridad, antes de que estallara la II Guerra Mundial. En los agradecimientos del informe de Martín y Díaz aparece Antxoka Martínez, arqueólogo especializado en balística con una visión muy clara sobre la munición hallada en La Carisa. "Se corresponde con lo que se encuentra en el Frente Norte, sugiere que la línea de abastecimiento para los hombres que estaban en este puesto llegaba directamente desde Alemania". "Además, por el marcaje de los cartuchos, sabemos que se envió antes de la II Guerra Mundial, cuando Alemania estaba intervenida internacionalmente".

Para entender la historia hay que retroceder hasta el "crack del 29". Tras la gran crisis económica, Alemania inició una "carrera económica" basada en la fabricación de armamento. "Fábricas de otros productos se convirtieron en factorías de munición, fábricas de coches se especializaron en vehículos bélicos?", señala Martínez. Y de toda esa munición, "millones de cartuchos", llegaron a España. Especialmente al Frente Norte. Y, tal y como ha desvelado esta nueva investigación, principalmente a los valles mineros.

El experto sabe que fueron enviados antes de la II Guerra Mundial (antes o durante 1939) por el marcaje de la munición: "La que apareció en La Carisa y en Parasimón lleva un código que tenía como objetivo saltarse el embargo internacional". Se trata de un "código P": la letra "P" y varias cifras, además del año de fabricación y un número que establece cada lote.

Pudieron saltarse entonces el embargo internacional, pero el inventario elaborado por los arqueólogos Esperanza Martín y Diego Díaz es claro. En un anexo, recogen munición que procedía de las fábricas de Magdeburgo, Sebaldurshof-Truenbriwtzen, Bertín-Brosigwalde, Salzwededel, Wolfenbüttel, Odertal-Bad Lauterber im Harz, Grüneberg, Röderhof-Bad Blzig y Leipzig. Lo que sí descartan es que en el puesto de La Carisa, que casi con total seguridad tenía como objetivo la vigilancia de los "fugados" de la Guerra Civil, hubiera soldados alemanes.

La ocupación, posiblemente, se mantuvo durante varios años para neutralizar el movimiento maquis. Pero no hubo grandes enfrentamientos. Según lo recogido en el informe de los arqueólogos, "el pequeño volumen de munición disparada (19 cartuchos) posiblemente indique la inexistencia enfrentamientos de intensidad". Además, las características climatológicas de la zona y la "escasez de construcciones erigidas", parecen mostrar "un establecimiento temporal de una pequeña unidad de infantería en La Carisa".

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