Susto en el entorno de la minicentral eléctrica de Curuxera (Laviana). Un corzo cayó a un canal que conduce a las instalaciones, con una profundidad de dos metros. Un vecino avisó al coto El Raigosu, concesionario de la zona. Hubo final feliz: varios cazadores y miembros de Bomberos del SEPA (Servicio de Emergencias del Principado de Asturias) lograron rescatar al animal sano y salvo.

Sería una anécdota pero, para El Raigosu, es casi costumbre. Los responsables del coto están “hartos” de que piezas de caza y animales domésticos caigan a este canal, “sin que la compañía eléctrica lo solucione”, explicó Javier Durán, presidente de la entidad. Afirma que “caen y mueren” una media de “una docena de animales al año”, lo que se traduce en pérdidas para la entidad de 13.000 euros en cada ejercicio. Temen que la situación vaya a peor: “Esperamos que no haya que lamentar daños personales porque, igual que caen los animales, podría caer un niño. Sentimos mucha frustración”.

El peligro, avisan los cazadores de El Raigosu, es “máximo”. “Estamos hablando de un canal muy próximo a un paseo, por el que caminan a diario muchas personas. Lo mismo que hay corzos que van corriendo y no ven el canal, también le puede ocurrir a un guaje”, reiteró Javier Durán. El rescate del corzo fue una “hazaña” para aplaudir porque, explicó ayer el presidente del coto de caza, “suelen quedar ahí los animales, sin que nadie los vea. Y terminan por morir ahogados o de hambre”.

“¿Dónde están los grupos ecologistas para no denunciar esto?”, lamentó Durán. Desde su punto de vista, “tendríamos que unir fuerzas en situaciones como esta, en la que los animales tienen el riesgo de una muerte horrible y nadie hace nada por solucionarlo”. El presidente del coto de cazadores afirmó que, además de las piezas de caza, también caen al canal “animales domésticos. El otro día, por ejemplo, un productor de la zona perdió dos vacas que se despistaron y terminaron en el agua”.

Y hay más. Porque, según explicó el portavoz de El Raigosu, de vez en cuando, los responsables del mantenimiento de la minicentral vienen y abren unas compuertas para limpiar los filtros del agua”. Cuando hay poco agua en el canal, las piezas de caza que están muertas terminan en el río Nalón. ¿Y de quién es la responsabilidad de limpiarlas? “Nuestra, del coto de caza con la concesión en la zona. Así que, además de perder esas piezas, tenemos que meternos al río y sacarlas”, explicó Durán. Una actuación que se vuelve “muy peligrosa” cuando el río fluye caudaloso. “Ponemos en riesgo nuestra integridad física porque entendemos que es una responsabilidad nuestra, pero no tenemos ninguna culpa de que esos animales estén en el canal. Esa culpa es para la compañía eléctrica”.

En lo que va de año, han caído al canal corzos, venados y jabalíes: “Todas estas pérdidas se traducen en dinero que nosotros dejamos de ingresar”. El presidente de El Raigosu señaló que “pagamos al Principado por el alquiler del monte y por las piezas de caza, cada una que perdemos así es saldo negativo para nuestras cuentas”.

Deja claro que, más allá de esas cuentas, lo que le preocupa al coto es el sufrimiento de los animales y el peligro de tener que lamentar daños personales: “Esperamos que no tenga que caer una persona para que actúen en la zona”. Hay dos soluciones posibles, a su juicio: “Tapar los tramos de canal que están descubiertos o vallar la zona con un vallado de más de dos metros. Son las dos únicas soluciones para evitar que los animales sigan cayendo día tras día”.

No es la primera vez que ponen sobre la mesa sus propuestas. “La responsable máxima de esta situación es la eléctrica, pero también nos hemos dirigido al Ayuntamiento para que medie y consiga que haya un acuerdo. Hasta ahora, no hemos tenido ninguna respuesta”. Llevan más de diez años contabilizando daños, que alcanzan un total de 130.000 euros. Si no hay solución pronto, iniciarán una recogida de firmas en Laviana.