No es necesario forzar mucho el lenguaje, la metáfora surge sola, las Cuencas son dos grandes coronarias de Asturias, un “Aleph” casi borgiano de lunas gemelas. Tampoco es necesario ser un experto en economía o un visionario para darse cuenta de que en ellas se detectan –como en ningún otro lugar de Asturias– los endémicos males que arrastramos del pasado, y que en su territorio y compleja trama urbana también se anticipan las acuciantes emergencias que se proyectan desde el presente. Las Cuencas, por ello, no solo son un síntoma de los problemas que afronta nuestra comunidad autónoma, sino sobre todo una clave de su solución. O dicho de otra manera, Asturias solo encontrará respuesta para su futuro, para las nuevas incidencias y cambios de paradigma tecnológico y social, en la resolución de los complejos dilemas que reflejan las insondables aguas del Nalón y del Caudal.

Las Cuencas, siempre en su unitario plural, no dejan de ser un territorio de contrastes y de paradojas, como demuestra el hecho de que su definición resulte compleja, aunque sea de manera descriptiva, incluso para sus nativos. Es un territorio y una urdimbre urbana de gran complejidad que se extiende y se repliega por los meandros de sus ríos. En el fondo, una trama vital, configurada por varios núcleos urbanos, que al mismo tiempo se encuentran prefigurados por un entorno rural. Ello le permitió afirmar a Armando Palacio Valdés, sin demasiada exageración, que «había nacido y vivido en la Arcadia»; y a Ángel González, contraponiéndose al entrialguín, señalar que la Cuencas «eran dos lunares negros en el verde rostro de Asturias», el verdadero motor de su industrialización y de su modernización. En estas dos visiones subyacen los polos generadores de la idiosincrasia de la Cuencas, cuya síntesis puede encontrarse en la apreciación de otro intelectual asturiano, Juan Cueto, para quien Langreo –hágase extensivo a las dos Cuencas– era la ciudad más postmoderna de España, al encontrarse en su radio mínimo el mundo rural y la urdimbre urbana más compleja, el siglo XIX y el XXI, lo camp y lo más “underground”, lo retro y lo más vanguardista.

Pero las Cuencas son sobre todo un legado cultural y un territorio sentimental, como bien dejaron reflejado tres de los más brillantes actores de nuestro territorio. Enrique García Álvarez –que participó destacadamente en las películas más relevantes de Buñuel, entre ellas El ángel exterminador– pasaba sus mejores horas de exiliado, en el Centro Asturiano de México, recordando con otro salmerón el nombre de los vecinos que vivían en la calle Dorado. José Suárez, el primer galán internacional que dio el cine español, sorprendió al mundo artístico de Madrid cuando decidió volver como alcalde a su Moreda natal. Pasión y amor por su pueblo que también demostró Carlos Álvarez-Nóvoa, quien rindió un sentido homenaje a su tierra en la película de Benito Zambrano, Solas, en la que quiso que su inolvidable personaje fuera de La Felguera.

Un legado cultural y un territorio sentimental que puede seguirse en la obra de sus pintores y escritores, desde Miguel Ángel Lombardía, Úrculo, Helios Pandiella, Eugenio Torrecilla, Víctor Alperi, Alberto Vega, Fulgencio Argüelles, Miguel Munárriz y un largo etcétera. Un legado cultural y sentimental que se extiende por toda nuestra comunidad autónoma como reflejo identitario, como demuestra el hecho de que la banda emocional de nuestra tierra la pongan Víctor Manuel y “Nuberu”, y que baste con escuchar unos acordes de sus canciones para sentir la voz de Asturias entera.

He hablado de complejidades, de metáforas, de Aleph y de dilemas temporales para hablar de las Cuencas. Son muchas las incógnitas que se ciernen sobre ellas y muchos, quizá demasiados, los años de crisis que las desolan. Pero además de un síntoma de lo que sucede en Asturias, tal vez en ellas se encuentre la solución. Escuchemos las propuestas que nos hacen estudiosos tan solventes como Aladino Fernández y Jaime Izquierdo para reordenar su espacio y revitalizar nuestro patrimonio arqueológico y cultural, dotándolo de nuevos significados y utilidades. No perdamos el tiempo, recuperemos las Cuencas si queremos recuperar a Asturias.