Uno de los pilares del futuro de las comarcas mineras es el turismo. Y como se viene demostrando en los últimos tiempos, los visitantes buscan ahora con más intensidad un turismo ligado al deporte y a la sostenibilidad. Y ahí, las Cuencas mineras asturianas tienen mucho que decir. Una actividad que ha sido y es mi vida, como es el ciclismo, puede ser una de las potencialidades que las administraciones deben aprovechar para generar un tejido económico que contribuya a generar puestos de trabajo y riqueza. La minería que tanto nos marcó a muchos ya casi es historia y es necesario reinventarse para que las Cuencas sigan vivas.

Estos territorios ofrecen un escenario tanto a nivel orográfico como a nivel paisajístico que conformar una gran oportunidad para que se puedan convertir en un referente para la práctica del ciclismo. Y en sus dos vertientes: a nivel profesional y a nivel particular, para los millones de personas que aman el mundo de la bicicleta y viajan en busca de retos en forma de montañas. Las Cuencas mineras asturianas ofrecen puertos de gran entidad, que son atractivos para que La Vuelta a España los pueda visitar año tras año y, también para que los aficionados a este deporte puedan enfrentarse a nuestras montañas en los territorios carboneros.

Los valles mineros asturianos tienen colosos como La Cubilla, Pajares, Fuentes de Invierno, Cotobello, el Gamoniteiru, Tarna… Todos ellos puertos de gran belleza en su ascensión, y que además ofrecen al cicloturista que nos visite la posibilidad de rodar por montañas que han sido historia del deporte, y que han provocado finales de grandes jornadas de ciclismo. Altos como el Angliru, en el que una de las figuras de nuestro deporte, mi amigo y compañero Alberto Contador, consiguió su última victoria como profesional. O como La Cobertoria, donde otro mito de la bicicleta, Alex Zuëlle, sufría en los años 90 una de las caídas más aparatosas que se recuerdan. Todo ello, historia del ciclismo que el turista puede recrear a su manera.

Además, en los valles mineros no solo se puede disfrutar de la bicicleta, sino que estos territorios también permiten al turista disfrutar, una vez acabada la jornada, de los encantos de los pueblos que los rodean. No se puede olvidar que muchos de estos puertos están enclavados en territorios que han sido declarados parques naturales o que forman parte de la llamada Reserva de la Biosfera.

Las comarcas mineras asturianas no solo están preparadas para acoger a los aficionados a la bicicleta de carretera, sino que las laderas de nuestras imponentes montañas también ofrecen a los amantes de la mountain bike la posibilidad de hacer múltiples rutas, o de lanzarse en numerosos descensos, actividad muy de moda hoy en día.

Cabe destacar la gran labor que están llevando a cabo tanto el Ayuntamiento de Lena con su proyecto “Lena: destino ciclista”, y también el de Laviana, con su proyecto “Senderos del carbón”. O el circuito de ciclocross de El Entrego. Iniciativas que se van consolidando para la práctica de la bicicleta en todas sus disciplinas, tanto para la modalidad de carretera como para la de bicicleta de montaña, y que suponen ya un trabajo de captación de visitantes.

Las Cuencas, en el ámbito del ciclismo, puede convertirse en un referente nacional e internacional. Tenemos puertos, buenas comunicaciones, unos parajes idílicos, una excepcional gastronomía, y un riquísimo patrimonio industrial y cultural. Todo ello, para ofrecer al visitante una experiencia completa, en la que el deporte sea el hilo conductor sobre el que generar el tejido económico.

Las Cuencas del Nalón y el Caudal deben de pensar y trabajar por un futuro sostenible. Y el mundo de la bicicleta puede contribuir a esa labor. Montañas en las que compañeros como Samuel Sánchez, Chechu Rubiera, Dani Navarro o yo mismo hemos recorrido entrenado para ponernos en forma para afrontar los grandes retos del ciclismo profesional. Y es que las Cuencas mineras asturianas son territorios para rodar.