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Otra cara amarga del covid: El comedor solidario aumentó un 30% sus comidas

La Asociación Amicos de Mieres, que reeligió a Carlos Muñiz como presidente, entregó 33.500 raciones a sus usuarios durante el año 2020

Dos voluntarias empaquetan una bolsa de raciones en el comedor de Amicos en Mieres. A. Velasco

Casi un 30 por ciento de incremento en el número de servicios ofrecidos. Ese es el balance que la Asociación Mierense de la Cocina Solidaria (Amicos) hizo del ejercicio 2020, el año del covid, respecto al último año de funcionamiento regular, el 2019. La entidad mierense, reconocida como uno de los colectivos con más peso social del concejo, puso estos números sobre la mesa en su asamblea anual, que se celebró en la noche del lunes, y que también sirvió para que Carlos Muñiz resultase reelegido, por unanimidad, presidente de la asociación.

Durante el encuentro, los responsables del colectivo detallaron la actividad del pasado ejercicio, marcado por la pandemia, que obligó a cambiar métodos y procesos, y aumentó la carga de trabajo de los voluntarios para atender la demanda. Una demanda que se incrementó notablemente, pasando de 6.788 comidas repartidas en 2019 a las 9.219 entregas del ejercicio pasado. “Teniendo en cuenta que en cada servicio, se entrega la comida principal y alimentos para la cena y desayuno y que el sábado y víspera de fiestas, la entrega es doble, se estima que se han entregado alimentos para 33.500 comidas”, explicaron desde la asociación.

Y es que, Amicos percibió un incesante crecimiento en el número de usuarios conforme avanzaba la pandemia y las restricciones. De una treintena que solían ser las personas que iban diariamente a por la comida, al final de año los perceptores de esta desinteresada ayuda habían crecido hasta los 45. Un 50 por ciento más. Además, gracias a la aportación de una ONG, en los meses de julio y agosto, la Asociación Mierense de la Cocina Solidaria pudo repartir lotes de alimentos a 31 familias con un total de 105 miembros, de los que 41 eran menores, tal y como detallaron ayer.

Pero si a algo tuvo que dar respuesta Amicos fue a la pandemia. El colectivo, como tantos otros, tuvo que revisar a contrarreloj sus protocolos y sus procesos de actuación. Con la presión que esto conlleva para quién es sabedor de que de su trabajo depende el alimento de varias decenas de personas.

Así, se tomaron varias medidas. Primero se cerró el comedor para el servicio de comidas en el interior. Esto llevó al siguiente paso, la compra de equipos de envasado de alimentos para poder seguir entregando comidas recién elaboradas en la cocina a los usuarios. De esta forma, los voluntarios comenzaron a repartir los lotes de comida a las puertas del comedor, entregando a cada comensal una comida principal elaborada en la cocina, entregada en envases herméticamente sellados, bocadillos y otros alimentos para la cena y desayuno.

Pero también hubo que reorganizar el propio funcionamiento interno. Según explicaron desde Amicos “limitamos el número de voluntarios que trabajan en el comedor, prescindiendo de aquellos que, por su edad o patologías previas, eran más vulnerables al virus”. Tanto fue el impacto, que Amicos solicitó permiso a la Delegación del Gobierno para dar de alta a 13 personas más como voluntarias para poder seguir prestando el servicio. Permiso que fue concedido.

La Asociación Mierense de la Cocina Solidaria cerró el año 2020 con 247 socios y un total de 58 voluntarios inscritos.

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