La escombrera de Pumardongo, en Mieres, que Hunosa utilizaba para depositar los estériles de la térmica de La Pereda, será finalmente restaurada. La noticia ha sido muy bien recibida por los vecinos de los pueblos colindantes, quienes habían mostrado en numerosas ocasiones su queja por el polvo que se levantaba en esta instalación debido al movimiento de tierras.
La compañía estatal acaba de licitar el proyecto denominado “Restauración y mantenimiento de la escombrera de Pumardongo” que ejecutará por casi 140.000 euros la Unión Temporal de Empresas (UTE) Pumardongo durante el plazo de un año, según se muestra en la documentación de la licitación, siendo la duración establecida para la restauración de la escombrera de tres meses como máximo desde el inicio del contrato. Miguel Ángel Martín, de la asociación vecinal “La Fuente”, del pueblo de La Rebollada, señala que las quejas por el trabajo en la escombrera de Pumardongo “ya vienen de largo, si bien Hunosa ya lleva varios meses sin tirar los estériles en esta instalación, y en lugar de eso, van echando tierra, además de plantar muchos manzanos en la zona, supongo que para que se asiente la tierra”. De este modo, “parece que al final han hecho caso a nuestras peticiones”. “Esperamos que se recupere la parcela y la dejen en condiciones”, destacó.
Martín también aludió al encuentro que tuvieron, días atrás, con el propio presidente de Hunosa, Gregorio Rabanal, quien les aseguró que “no van a volver a echar los restos de la térmica en Pumardongo, tampoco cuando sea reconvertida en una planta de biomasa”. Los residuos se llevarán a Cogersa, destacó este vecino.
Los trabajos de restauración recientemente adjudicados tendrán en cuenta el extendido, compactación y nivelación del material que se haya traído para proceder después al afinado del talud “dando forma a las bermas para que permanezca establece geotécnicamente”. Además, también se corregirá la forma de la zona sur del banco con el objetivo de “optimizar la superficie”.
Un aspecto destacado del contrato, y dados los problemas que ha dado en el pasado, es la prevención contra el polvo. Aquí Hunosa hace responsable a la empresa adjudicataria “de valorar las necesidades y las actuaciones en la prevención contra el polvo, aunque Hunosa podrá solicitar alguna actuación si lo considera”. En este sentido, expone que “la cantidad de polvo resultado de las diferentes actuaciones deberá ser controlada para prevenir el esparcimiento sobre estas áreas ocupadas y para evitar ocasionar molestias a la zonas próximas”. Así, en el caso de la que las circunstancias y condiciones lo exijan, “ será necesario el uso de un camión cuba o similar para minimizar la presencia de polvo”. Y en caso de denuncias o quejas, como las ocurridas meses atrás por parte de los vecinos, Hunosa “podrá repercutir a la adjudicataria la responsabilidad y penalizarla por ello”. Hay un punto de carga de agua autorizada en el lavadero del Batán, ubicado en Mieres. Miguel Ángel Martín aludió a este último aspecto y agradeció que Hunosa tuviese en cuenta los problemas contra el polvo “porque llevamos mucho tiempo sufriendo con las polvaredas que se levantan”.
Tanto la escombrera de Pumardongo como la gemela que tenía en Modesta, en Langreo, nacieron hace más de 30 años para concentrar una parte importante de los estériles procedentes de los lavaderos de carbón de los valles del Nalón y el Caudal. Sin embargo, los depósitos se realizaban en condiciones muy distintas a las conocidas hasta entonces en los valles mineros, abordando diseños técnicos para garantizar la estabilidad y seguridad de los depósitos, adoptando medidas para conducir el agua de escorrentía y contemplando actuaciones para corregir el impacto visual de las montañas de residuos. También se iba realizando la restauración de las zonas de la escombrera que se encontraban saturadas.