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Los colectivos de discapacidad temen que el centro de Barros deje “pacientes fuera”

“Nos preocupa que la atención de personas con secuelas neurológicas del covid desplace a otros potenciales usuarios”, asegura Cocemfe

Unas ambulancias frente al centro de Barros, cuando funcionaba para atender casos de covid. | Juan Plaza

Los colectivos de discapacidad han mostrado su “preocupación” ante la posibilidad que parte de los futuros usuarios del Centro de Referencia Estatal para Personas con Discapacidades Neurológicas de Langreo (Credine) se “queden fuera” por los nuevos perfiles de pacientes que se pretenden sumar a las instalación, que prevé empezar a funcionar con el objetivo para el que fue creado (centro neurológico) en el último trimestre de este año. En el último año se había usado de forma provisional como centro de apoyo a la red asistencial del Sespa, para atender casos de covid.

En una visita realizada el pasado mes de julio a Langreo, el director general del Imserso, Luis Alberto Barriga, indicó que el centro langreano atenderá a personas con secuelas neurológicas por el coronavirus. El anuncio se realizó tras la constitución, en el propio centro, de la comisión de seguimiento del protocolo general de actuación suscrito entre el organismo estatal y la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar. El Credine atendió en los últimos meses, desde marzo de 2020 a junio de este año, a 911 personas contagiadas de coronavirus, mayoritariamente procedentes de centros residenciales.

Seguimiento

El equipamiento desarrollará las actividades de gestión y el pilotaje de dos proyectos sobre daños neurológicos, enfocados a la intervención social, psicológica y de atención a la salud, en cuanto al daño derivado de la covid-19 y en general por situación de daño cerebral sobrevenido. El director general del Imserso apuntó al último trimestre del año para prestar esta atención, que será ambulatoria. La actividad central del Credine, destacó entonces el Imserso, “no es la atención directa de tipo sanitario sino que se orienta hacia la gestión y la difusión del conocimiento sobre el desarrollo de modelos de intervención o de atención, teniendo en cuenta las líneas de trabajo del Imserso y del Ministerio de Derechos Sociales”.

Mónica Oviedo, presidenta de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de Asturias (Cocemfe-Asturias), mostró la “preocupación” del colectivo ante esta situación. “Parece que ahora se habla de daño cerebral y de las secuelas neurológicas del covid y tememos que se desplace a otros potenciales usuarios de los que se hablaba al principio, cuando se impulsó el proyecto, como los lesionados medulares o los que padecen otras discapacidades neurológicas”.

Oviedo indicó que “la pandemia y las secuelas del covid nos han hecho enfrentarnos a una nueva realidad y eso es algo indudable. Todavía están por definir los protocolos de acceso, pero estamos preocupados por cómo puede afectar a los objetivos iniciales y así se lo hemos trasladado a los responsables del centro”.

El complejo langreano fue habilitado a finales de marzo de 2020 para recibir a pacientes de coronavirus. El día 22 ingresaron los tres primeros afectados en el centro, que abría sus puertas con un destino diferente al que estaba previsto. Durante los últimos meses el equipamiento acogió a más pacientes.

También fue utilizado para consultas de rehabilitación del hospital de Riaño, ya que este servicio se vio afectado por la pandemia al ser necesario ocupar sus dependencias para ampliar las instalaciones de área de Urgencias.

Construcción

El Credine es un proyecto de largo recorrido. El centro empezó a construirse en el año 2009 e iba a llamarse centro Stephen Hawking. Hubo que cambiarle el nombre, pero se mantuvo el espíritu: crear un centro de referencia nacional, dependiente del Imserso y dedicado a la atención directa y especializada de personas con discapacidad neurológica. También apoyar a sus familias y cuidadores.

Según los plazos iniciales programados para la obra, el centro tendría que estar abierto desde 2012. Tras varios problemas (entre ellos la quiebra de la constructora), retrasos y arreglos, los trabajos concluyeron en 2017. Después llegaron trámites varios como la compra del mobiliario y los equipos, y finalmente, la contratación de los trabajadores.

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