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El argayo de La Nueva obliga a cerrar el pozo Sotón a las visitas desde el 8 de diciembre y afecta al María Luisa y al Samuño

El deslizamiento de la escombrera, vendida por Hunosa en 2004 a un productor de sidra, dejó sin tendido eléctrico en el valle a la compañía hullera

La carretera de La Nueva, cortada, con el pozo Samuño al fondo. | D. O.

El deslizamiento de una escombrara de carbón en el valle de Samuño el pasado 8 de diciembre no afectó solo a los vecinos de Pampiedra o La Nueva, que estuvieron 38 días con la carretera cortada, sino que ha supuesto un problema también para Hunosa. La empresa hullera vendió la escombrera a un empresario del sector sidrero en 2004 para la plantación de manzanos y ahora ha visto como el accidente les ha supuesto también un problema.

Fuentes de Hunosa explicaron ayer que la compañía no tiene ninguna responsabilidad en el corte de las carreteras LA-7 y LA-8, como reclaman los vecinos, ya que la “montaña” no es de su propiedad desde hace años, sino todo lo contrario, son también damnificados por el deslizamiento.

Cuando la escombrera se vino abajo se llevó por delante parte del tendido eléctrico de Hunosa. El corrimiento de tierras dañó la subestación eléctrica de Hunosa en Samuño lo que impide bombear agua al propio pozo Samuño, en las inmediaciones del argayo, al pozo Sotón y al pozo María Luisa. Tan es así que Hunosa se ha visto obligada a suspender las visitas al Sotón, uno de los grandes atractivos turísticos de las cuencas mineras.

Los tres pozos están cerrados desde hace años. Cuando cesa la actividad extractiva lo habitual es inundar las galerías. Ahora ese bombeo de agua está parado a causa del argayo de La Nueva.

El corrimiento de tierra del 8 de diciembre se produjo a poca distancia del pozo Samuño, donde está la subestación eléctrica que impulsa ese bombeo de agua.

El deslizamiento de la escombrera cortó dos carreteras, la que va a Pampiedra y la que da acceso a La Nueva desde Ciaño. La primera se reparó y en pocos días se permitió el paso a los vecinos. La segunda, la LA-7 no abrió hasta el pasado viernes. Los vecinos pueden circular por ella seis horas al día en intervalos de dos horas, algo que consideran insuficiente, como ya han hecho saber al Ayuntamiento de Langreo.

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