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Lágrimas y gasolina para despedir al motero de Mieres: “Parece un mal sueño”

Amigos de Pablo González, fallecido en un choque en León, hicieron rugir sus motos como tributo | “Era muy bueno, lo sabemos”, señala su madre

Amigos de Pablo González, haciendo rugir en el aparcamiento del tanatorio de Murias sus motos en recuerdo del mierense fallecido. En el recuadro, una foto reciente de la víctima. | D. M.

Entre lágrimas y gasolina. Así culminó la despedida que Mieres tributó a Pablo González Armesto, fallecido el sábado tras sufrir un infortunado accidente de moto en Villablino. Al desconsuelo de los familiares, sobre todo de sus padres, se sumó un profundo sentimiento de tristeza reflejado en los desencajados rostros de los amigos y allegados que se congregaron en el tanatorio de Murias para asistir a un emotivo responso.

“Era muy bueno, lo sabemos”. La madre del motorista apenas acertaba a agradecer con esas palabras la infinidad de muestras de condolencia que recibía. Y es que ciertamente Pablo González era una persona que se hacía querer. Ha dejado una profunda huella en su entorno: “Era de esa gente cuya sonrisa te reconfortaba”, apuntaban un amigo. “Parece un mal sueño. A Pablo le quedaban por dar muchos paseos en moto, pero estas cosas le pueden pasar a cualquiera”, añadía otro de sus compañeros totalmente resignado.

Pablo González, de 42 años y residente actualmente en el valle de Turón, falleció el pasado sábado tras desplazarse con un primo y un amigo a León para participar en una concentración motera organizada en Villablino. El accidente se produjo de forma totalmente desdichada. Ocurrió mientras parte de los motoristas daban un tranquilo paseo por los alrededores de la localidad leonesa. “Íbamos por debajo de cuarenta por hora, acabábamos de pasar un badén y la moto que iba justo delante de Pablo frenó sin que él se percatase de la maniobra”. Uno de sus mejores amigos, que lo acompañaba, explica así el trágico desenlace. Pablo González chocó con la rueda delantera y salió despedido por los aires hacia delante.

Varios amigos moteros de Pablo González quisieron rendirle un pequeño homenaje. Tras el responso en su recuerdo, hicieron que las motos rugieran con estruendo. El ya citado compañero que estuvo con él durante el fatal desenlace, uno de sus mejores amigos, convirtió sus neumáticos en humo para acentuar el neblinoso sentimiento de pena que imperaba en el tanatorio de Murias. Durante unos segundos solo las motos se lamentaron, con decenas de personas en silencio siguiendo apesadumbrados la escena. Uno de los primos de González se acercó al grupo para trasladarles el agradecimiento de la familia por el gesto.

Pablo González Armesto estaba soltero y actualmente residía en la localidad de Riquixu, en la zona alta de la ladera de Turón que asciende hasta el monte Polio. Era hijo único y perteneciente a una familia muy apreciada del barrio de Santa Marina. Estudió en el colegio Santiago Apóstol. Actualmente trabajaba en la factoría de PMG Asturias Powder Metal, ubicada en el polígono de Baíña y dedicada a la producción de engranajes destinados a la transmisión de automóviles.

“No hay palabras que pueden expresar la tristeza que tenemos todo”, señalaba en el tanatorio una buena amiga de Pablo González: “Era una persona alegre y muy positiva, sin dobleces”. Una de sus grandes aficiones eran las motos. No obstante, sus allegados subrayan que tampoco era un fanático del mundo del motor: “Lo que le gustaba era estar con los amigos y la familia y la moto era una forma de disfrutar de la compañía de la gente a la que apreciaba”. Últimamente no cogía con frecuencia la moto, ya que en noviembre había sufrido un accidente, que sin ser muy grave le había obligado a tomarse un descaso de su afición.

El Ayuntamiento trasladó un pésame oficial a la familia. El domingo ya habían estado en el tanatorio representantes del gobierno local, empezando por el vicealcalde, Manuel Ángel Álvarez. El párroco Enrique Álvarez intentó reconfortar a la familia. El sacerdote reconoció que “en momentos así es muy difícil mantener la entereza”. También la organización de la concentración celebrada este sábado en Villablino ha querido trasladar sus condolencias a la familia: “La seguridad es algo primordial para nosotros. No permitimos los populares caballitos y ese tipo de acrobacias”, apuntaron los responsables del evento.

El encuentro, que se celebró con todos los permisos en regla, comparte el sentir general de que el terrible accidente en el que ha perdido la vida Pablo González no guarda relación con ningún tipo de imprudencia: “Ha sido un golpe de pura mala suerte”. Una desgracia que deja un profundo sentimiento de pena en Mieres.

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