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Hallan restos de una muralla medieval junto a la torre de Soto, en Aller: "Es un enclave único"

Los arqueólogos, que piden hacer más excavaciones, descubren en el núcleo allerano estructuras defensivas y piezas cerámicas y de metal del siglo XII

Imagen aérea del conjunto de la torre de Soto, tomada con un dron. | Castrum / J.I. Jiménez Chaparro

Han sido muchos años de espera. Y cuatro meses finales de intenso trabajo. Pero la torre de Soto, en Aller, luce lozana después de los trabajos de rehabilitación y consolidación del enclave. Sin embargo, y más allá de la belleza que muestra esta construcción medieval, los secretos que se escondían bajo la tierra que la rodea son quizás lo más importante. «Tiene un tremendo potencial y nos puede dar mucha información de cómo eran las construcciones en el medievo, es un enclave único en Asturias», apuntan los arqueólogos, que ya han culminado las excavaciones que completaban el proyecto.

Así lo explica Patricia Suárez Manjón, una de las arqueólogas de la empresa «Castrum», encargada de los trabajos. No estuvo sola. Junto a ella, participaron Alejandro García, gerente de la empresa; los arqueólogos Valentín Álvarez y Alicia García; la restauradora Noelia Fernández; el arquitecto y director del proyecto técnico, Valentín Arrieta; Jesús Ignacio Jiménez Chaparro, técnico del Grupo de Investigación AHIR de la Universidad de Cantabria; y Avelino Gutiérrez, catedrático de Arqueología de la Universidad de Oviedo. Además de las empresas Dogram –que realizó el levantamiento fotogramétrico de la torre– y Esvedra, que realizó los trabajos de consolidación y rehabilitación del enclave. «Ha sido una labor en equipo», apunta Suárez Manjón.

Junto a los trabajos de consolidación, el proyecto financiado entre Principado y Ayuntamiento de Aller conllevaba excavaciones arqueológicas que han permitido hallazgos «muy importantes y que demuestran que es una zona con un enorme potencial». Para Suárez Manjón, el más sorprendente ha sido encontrarse, en el exterior de la torre, con un muro de piedra, «que viene a ser un conjunto defensivo».

Excavación de una de las estructuras defensivas en el exterior. | Castrum

La experta arqueóloga explica que alrededor de la torre «hay muchas estructuras soterradas, que sería muy importante y valioso poder estudiar en otra campaña». Explica, respecto al hallazgo del muro, que apareció «en la zanja perimetral que se hizo y tiene una planta curiosa, ya que supone un conjunto defensivo». «Esto puede suponer que se cambie la concepción de las torres medievales como un elemento aislado, ya que se ve que había estructuras defensivas o murallas», apunta Suárez Manjón. Eso sí, para tratar de estudiar todo el conjunto será necesario un nuevo proyecto. «Hemos llegado hasta donde hemos podido y, por un tema de conservación, hemos tenido que volver a tapar el descubrimiento, para preservarlo y protegerlo», señala. «Esto requiere de una investigación mucho más profunda, porque es necesario saber más, nosotros nos quedamos con ganas de saber más».

No fue el muro lo único que se halló en las prospecciones arqueológicas. «También se encontraron restos de cerámica medieval y otros objetos de metal, que pueden parecer a primera vista clavos utilizados en la construcción de la torre», indica la arqueóloga. «Estas piezas, aunque parezcan menos importantes, no lo son, ya que nos permitirán establecer cronologías en torno a la torre», indica, para dejar claro que todo ello vendrá una vez se realice todo el trabajo de laboratorio. «Lo que si parece, en un primer momento, es que estos materiales nos llevan al siglo XII o al siglo XIII», explica la profesional, que indica que también se han recogido muestras de morteros para, posteriormente, y si fuera posible, proceder a su datación.

Trabajos arqueológicos en el interior de la torre. | Castrum / J. I. Jiménez

«En Soto tenemos un conjunto histórico único en Asturias y que tiene un potencial enorme para trabajar y descubrir nuevas cosas», explica Patricia Suárez Manjón. Y es que la torre, ya de por sí, es un elemento diferencial. «Tenemos una planta mixta, con un plano recto y otro curvo, algo que no es habitual. De hecho, no sabíamos si esta forma se habría dado en el origen de la torre o en las reformas posteriores, pero tras analizar y llegar a los cimientos, vimos que se había construido así desde el principio», señala la arqueóloga.

Otro de los puntos también importantes del conjunto de la torre de Soto es la casa a los pies de la muralla, un enclave al que no llegaron las excavaciones, básicamente por dos motivos: no estaba previsto en el proyecto y además requiere de unos trabajos previos para asegurar el enclave. «Entendemos que es necesaria una intervención urgente en la casa para que no se venga abajo, hay zonas a las que no se puede acceder y sería una pena perder ese elemento, que tiene un potencial tremendo».

Los trabajos de campo en Soto ya han terminado. Ahora será necesario centrarse en las tareas de análisis y lectura en el laboratorio para poder dar respuestas a las preguntas que surgen de la lectura del propio monumento y la interpretación de sus «cicatrices». «La verdad es que sería muy interesante poder desarrollar una campaña mucho más ambiciosa, pero en este caso hay dos escollos: además del económico, la torre es propiedad privada, así que sería necesario resolver esto», apunta la arqueóloga.

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