El estado de deterioro de variadas edificaciones que forman parte del patrimonio industrial de Valnalón ha empujado a la asociación cultural "Musi-Pedro Duro" –el colectivo que promovió el Museo de la Siderurgia– a exigir que se adopten medidas para su protección. Se trata de las naves de acería y laminación, el transformador eléctrico, las antiguas oficinas de laminación, la sala de compresores, la chimenea de las baterías de cok y el taller de ajuste de lo que era el entorno de la antigua fábrica de Duro (hoy Valnalón). Como apuntó el portavoz de la asociación, Jerónimo Blanco González, "requieren de una intervención urgente de restauración y dotarlos de un contenido atractivo que justifique su conservación".
La entidad cultural eleva su petición tanto al Ayuntamiento de Langreo como a la Mancomunidad Valle del Nalón y el Principado. Dan cuenta de que las citadas instalaciones "está en un peligro real dado el grado de deterioro producido por las inclemencias meteorológicas, el paso del tiempo y el nulo compromiso de conservación". Blanco González considera que "es verdaderamente lamentable que estos edificios, que son una joya del patrimonio industrial langreano, lleven años de abandono por parte de las diferentes administraciones sin buscarle una solución adecuada".
Asimismo, la asociación "está valorando la intervención directa para impedir su olvido y derribo, y actuará de la misma manera que en su día hizo para salvar de la demolición del refrigerante, que en la actualidad es el centro de recepción del Museo de la Siderurgia". La entidad fue la promotora de las instalaciones museísticas. De hecho, pretende que se lleve a cabo una segunda fase del museo donde se muestre el contenido expositivo inédito que hay en las naves de Valnalón. Aquí se enmarcan máquinas siderúrgicas restauradas desde hace años en la nave de acería como la grúa Leona, Pedro Duro 1 (1895), Pedro Duro 2 (1963), las locomotoras gemelas FM 305-307-308, el DF-7 fabricado por la compañía belga Couillet 18985 o las FL-31 y la 1 Hine-Saint Piert. La asociación cultural también consideraba que las empresas del valle "deberían de contribuir a la financiación de la segunda fase del museo", sin dejar de lado otras fuentes de financiaciones como las ayudas y subvenciones regionales, estatales y europeas.
Mientras tanto, desde el Ayuntamiento de Langreo trabajan con el objetivo de que el museo pueda reabrir sus puertas estas Navidades "e incluso antes", ya que lleva varios meses cerrado, desde que expiró el contrato de la que empresa que estaba al frente.
El objetivo del Consistorio es que sea una misma empresa la que gestione tanto el Musi como el Ecomuseo Minero Valle de Samuño. Y para ello, recibirá una aportación de 170.000 euros anuales del Ayuntamiento y de la Fundación Musi, aunque esa cuantía se reducirá en el caso de no cumplir con el mínimo exigido de visitas. A la aportación anual se sumarán las ventas de entradas, de souvenirs y los ingresos de los bares de ambas instalaciones y de otras actividades. La plantilla mínima que tienen que tener los dos equipamientos es de seis personas, según apuntan desde el Ayuntamiento, que también fija los horarios (aunque está abierto a que el concesionario los amplíe) y las tarifas.
La alcaldesa de Langreo, Carmen Arbesú, quien confirmó que "ya están los pliegos en licitación", señaló que la intención de realizar una gestión compartida de ambos equipamientos culturales es "es optimizar los recursos turísticos y darle un valor añadido al Musi, que parece que en los últimos años estaba un poco parado". De hecho, su objetivo es "relanzar" el museo porque "es algo muy nuestro, algo por lo que este gobierno apuesta firmemente". Eso sí, antes de poder reabrir el Musi habrá que llevar a cabo una serie de obras menores como la reparación del cierre, que volvió a sufrir actos vandálicos, limpiar el lucernario o sellar las juntas para prevenir humedades.
