Boicot de los mayores de La Foz a una furgoneta-banco para exigir un mejor servicio

Los mayores de La Foz de Morcín –una localidad con una media de edad por encima de los 65 años– siguen adelante con sus movilizaciones contra el "recorte" de servicios en la zona rural. Avisaron hace ya unos días: en un encuentro con LA NUEVA ESPAÑA se concentraron frente a la iglesia y advirtieron de que no permitirían la supresión de servicios. Y, ayer, hicieron su primer piquete. Impidieron que abriera sus puertas una oficina bancaria móvil, porque consideran que el servicio "no se presta en óptimas condiciones".

Uno de los abanderados de las protestas es José Antonio Martínez Allende, conocido por todos en La Foz como Jama. Fue alcalde de Morcín a principios de la década de los setenta, ahora sigue peleando por su pueblo. "El caso es que, cuando se cerró la oficina bancaria en La Foz, nos prometieron que vendría un dispositivo móvil a diario. La mayoría de los vecinos somos mayores y no nos arreglamos con la página web". Cumplieron una temporada, luego se redujeron las jornadas de atención al público. Hasta aquí, los vecinos aguantaban.

Protestas

La gota que colmó el vaso de una paciencia que ya estaba rebosando fue el cambio del vehículo para las citadas funciones. "Ahora viene una furgoneta que no es tan potente, o que es más antigua", destacó Jama. El caso es que, a media mañana, precisa de unos generadores que llenan el ambiente de un olor a gasolina "insoportable".

Y han dicho basta. Con su "plantón", han conseguido que la entidad se comprometa a cambiar de nuevo el vehículo. Y terminar así con el "olor insoportable" que inunda la localidad cada vez que los generadores se ponen en marcha. Dicen que hay otros problemas, como el cierre de comercio local por falta de apoyos; o las obras que están pendientes en el núcleo de La Foz. Avisa Jama una vez más: "Volveremos a protestar tantas veces como sea preciso. Ya no daremos ni otro paso atrás".

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