Masivo reconocimiento en Mieres a los procesados del "1001", "patrimonio de la democracia"

El recuerdo de "Juanín", presente en el 50.º aniversario del juicio a los pioneros de CC OO | Almeida: "A veces la amnistía arregla problemas"

Cristina Almeida, tercera por la izquierda, junto a Paco Acosta y Unai Sordo, antes de subir al escenario, en la Casa de la Cultura de Mieres, abarrotada. | A.Velasco

Cristina Almeida, tercera por la izquierda, junto a Paco Acosta y Unai Sordo, antes de subir al escenario, en la Casa de la Cultura de Mieres, abarrotada. | A.Velasco / Andrés Velasco

Andrés Velasco

Andrés Velasco

"A veces la amnistía sirve para resolver problemas". Esta fue una de las reflexiones que la abogada y política pacense Cristina Almeida dejaba este jueves en Mieres en la conmemoración del 50.º aniversario del final del llamado "Proceso 1001", en el que una decena de sindicalistas de Comisiones Obreras fueron detenidos y condenada hasta a 20 años de cárcel por el régimen franquista "solo por el hecho de reunirse". Un acto organizado por la Fundación Juan Muñiz Zapico –en memoria del asturiano procesado en el "1001"– y CC OO y en el que participó uno de los encausados en aquel proceso, Paco Acosta; el secretario general de CC OO, Unai Sordo, y el líder del sindicato en Asturias, José Manuel Zapico.

El homenaje a aquellos represaliados por la dictadura hizo que se llenaran los 300 asientos del Auditorio de la Casa de Cultura de Mieres. Incluso se llegaron a poner sillas supletorias. Toño Huerta, director de la fundación organizadora tuvo un recuerdo singular para Juan Muñiz Zapico, "Juanín", condenado a 18 años, fallecido en accidente de automóvil en 1977, dos años después de dejar la cárcel gracias a la amnistía con la que se inició la Transición.

Cristina Almeida fue una de las abogadas que defendieron a los sindicalistas enjuiciados en 1973. "Aquella detención supuso un cambio absoluto no solo en mi vida sino en la del país, porque aquello demostró que lo que necesitaba España era una democracia y una lucha de los trabajadores", expuso.

Recordó la defensa de aquellos míticos dirigentes, entre los que se encontraba también el desaparecido Marcelino Camacho: "Yo era abogada laboralista y estaba metida en CC OO, aunque no existieran legalmente; queríamos demostrar que aquella lucha de los trabajadores era necesaria". En mitad del proceso todo cambió. "Sabíamos que el Fiscal había rebajado la calificación inicial de los delitos e iban a bajar las penas, pero como ese día mataron a Carrero Blanco (el 20 de diciembre de 1973, a manos de ETA) supimos que iban a hacer lo que quisieran con nosotros", rememora Almeida. Añadió que, pese a la tensión y los riesgos de aquellos días, "nadie se amedrentó, aunque ya el juicio se celebró sin ningunas garantías".

Almeida también quiso poner sobre la mesa: "Los del 1001 no salieron (de la cárcel) por la Justicia, el Supremo solo les bajó las penas pese a que había muerto Franco. Quien arregló el problema de los presos políticos fue la amnistía, y cuando hablamos de la amnistía hablemos bien, porque resuelve problemas políticos como los de Cataluña".

En aquel proceso fueron condenados a 20 años de cárcel Marcelino Camacho y Eduardo Saborido; a 19, Nicolás Sartorius y Francisco García Salve; a 18, Juan Muñiz Zapico, "Juanín"; a 17 años Fernando Soto Martín, y a 12 años de prisión Miguel Ángel Zamora Antón, Pedro Santiesteban, Luis Fernández y Francisco Acosta. Este último también estuvo en Mieres recordando aquellos días. "Fui uno de los que empecé con Comisiones Obreras en Sevilla, y para nosotros aquel episodio fue fuerte y lo pasamos mal, pero al mismo tiempo nos dimos cuenta de que estábamos escribiendo un capítulo importante de la lucha obrera contra el Régimen", señaló. Recordó la detención: "La Dirección General de Seguridad, el aparato represivo del franquismo, vino con una saña enorme a detenernos".

Atentado

"Fue una situación difícil y tuvimos la mala suerte de que ETA atentara contra el presidente del Gobierno el 20 de diciembre. Aquel atentado no solo afectó a que no nos redujeran las penas, sino que además puso en peligro lo que había entonces, porque hubo un movimiento que pretendía incluso endurecer el Régimen", explicó. Eso sí, de ceder, ni hablar. "Para nada, nunca pensé en rendirme, me detuvieron cuatro o cinco veces, y jamás pensé en bajar los brazos", apunta.

También Unai Sordo, secretario general de CC OO, quiso conmemorar el medio siglo del "proceso 1001". "Aquel juicio fue muy significativo de como actuó el franquismo durante aquellos años, y el intento de reprimir el movimiento sindical, aún clandestino en 1973, ya que era el único elemento desestabilizador", señalaba Sordo. "Suelo decir que el 1001 es patrimonio de la democracia española, porque aquella transición no fue un pacto de élites y el resultado de llegar a la constitución del 78 es consecuencia del intenso proceso de movilización durante los últimos años del franquismo o con el dictador ya muerto", dijo Sordo, para agregar que "el dictador murió en la cama, pero la dictadura murió en las calles".

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