El Supremo condena a un empleado de cementerios por acoso a una compañera

La sentencia abre la puerta al despido del trabajador | El Tribunal considera probado que le decía que "las mujeres son todas unas putas"

El cementerio de Pando, donde ocurrieron algunos de los hechos. | F. R.

El cementerio de Pando, donde ocurrieron algunos de los hechos. | F. R. / Luisma Díaz

Luisma Díaz

El Tribunal Supremo ha ratificado la sentencia que condena a un trabajador del servicio de cementerios de Langreo por acoso a una compañera. De esta forma, se hace firme la sentencia del Juzgado de lo Penal número 1 de Langreo. En ella, este empleado del Ayuntamiento era condenado a 9 meses de prisión por acosar laboralmente a una trabajadora, a la que además debe pagar una indemnización por daños morales de 3.000 euros.

La ratificación de la sentencia abre también la puerta al despido de este trabajador. En una anterior sesión plenaria en la que fue preguntado por la cuestión, el alcalde de Langreo, Roberto García, explicaba que había dos informes que indicaban que debía esperarse a que la sentencia fuera firme para poder tomar algún tipo de decisión al respecto. Ayer mismo, el regidor indicaba que "seguimos en la línea de trabajo que dijimos que íbamos a mantener desde la campaña electoral a ahora. En el momento que se pueda reabrir el expediente, ejecutaremos la sanción que corresponda sin dudarlo ni un segundo". El Alcalde afirmó además que "siempre hemos dicho que lo haríamos y que nadie dude: no nos va a temblar la mano para hacerlo. Por supuesto, sin sobreactuaciones ni discursos para la galería. En silencio y haciendo nuestro trabajo, como es nuestro deber".

En su providencia, el Tribunal Supremo afirma que "la parte recurrente no ha acreditado por las alegaciones referidas sobre un posible error de subsunción y sobre una posible vulneración de derechos fundamentales".

De esta forma, el Supremo sus cribe la sentencia que consideraba probado el acoso a esta trabajadora del servicio de cementerios. Entre otras cuestiones, el condenado habría dicho que "no querían mujeres allí" y que "las mujeres son todas unas putas, solo valen para follar y fregar".

Además de este tipo de expresiones, que el condenado "solía proferir cuando se trasladaba la cuadrilla de operarios", también llegó a "dejarla en el fondo de un panteón en el cementerio de Pando, a unos tres metros de profundidad, tras retirarle la escalera impidiendo así su salida y teniendo que esperar unos veinte minutos".

Tras denunciar los hechos al Jefe de Servicios, "el resto de compañeros dejaron de hablar" a la víctima, así como a otra mujer, aspirante a entrar en este servicio. La expulsaron del grupo de WhatsApp creado para recibir los avisos, "así impedían que se enterarse de los entierros que había que hacer", e incluso "algunos escupían al suelo al pasar ella", sintiéndose amenazada.

Suscríbete para seguir leyendo